Capítulo 1

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-¿Una fresa, Rin? - preguntó Makri estirando la mano. Rin miraba por la ventana de la aeronave, abajo se alcanzaban a distinguir ruinas de las antigüos ciudades, entre la espezura de los árboles se veían zonas en las que parecía que un huracán hubiera arrancado trozos de tierra para después vomitarlos por los alrededores. Rin sabía que no habían sido precisamente huracanes los que provocaron esas cicatrices en el terreno. A pesar de la ruina que se veía en los alrededores la vista no dejaba de ser espectacular, había zonas en las que el campo se veía más o menos intacto, le relajaba ver el verde de las copas y el gris de los escombros, le recordaban a su hogar.
-¿Rin?, ¿me estás escuchando? - volaban en lo que antigüamente había sido una aeronave carguera, el amplio espacio acondicionado para albergar tripulantes no alcanzaba a ocultar los rieles del piso o las luces de emergencia, indicio de que viajaban en algo poco mejor que en una bodega.
-No tienes por qué tener miedo, Rin, estar tan lejos de casa también me pone nerviosa- Rin despegó los ojos de la ventana y miró Makri, sus ojos alegres y llenos de vida de antaño habían sido sustituidos por venoso pozos oscuros, aunque una sincera sonrisa iluminaba su rostro las ojeras rebelaban el cansancio acumulado, aunque su pelo rubio, ahora pajizo, seguía teniendo más o menos la misma forma. Makri había cambiado mucho desde que la había conocido, aunque bueno, la guerra lo cambiaba todo.
-No me da miedo estar lejos de casa, me da más miedo estar encerrada en una aeronave del Capitolio, a cientos de metros del piso, rodeada de guardias armados y dirigiéndonos hacia una muerte inminente-- miró hacia donde dormitaba Morrison, su "guardián", un soldado del Capitolio disfrazado de civil, a pesar de la forzada amabilidad y las atenciones, era igualmente obvio que la situación no le agradaba, el arma que cargaba en su cinturón demostraba cuándo confiaba en sus "pupilas".
-Si lo pones de ese modo, yo también tengo miedo-- dijo mientras terminaba de comer su fresa.
-Serías tan tonta como un tronco si no lo tuvieras.
-Trato de estar tranquila y disfrutar del momento, ten, come una de estas cosas, son deliciosas y nunca las había visto en nuestro Distrito, es comida de ricos.
-No, gracias, no se me antojar.
-Bueno, ¿y qué me dices de esto?- dijo señalando una jarra con un líquido blanco - Es leche, ¡leche! ¿Lo puedes creer? Al parecer aquí la leche no es exclusiva de los bebés y todo el mundo la toma, wow, es sorprendente. - le tendió un vaso lleno a Rin, quien lo aceptó más por curiosidad que por hambre.
-Deberíamos empezar a planear algo, tener una estrategia para los Juegos podría salvarnos la vida.
-Jaja, como si la guerra no hubiera sido suficiente-- Makri no había estado al frente de batalla, era mala peleando y no sabía manejar armas, pero sabía atender heridas y cocinar, durante la guerra había servido en los pabellones de enfermería, a pesar de nunca haber pisado el campo de batalla, había visto más sangre y muertos que la propia Rin.
-Hablo en serio, creo que tenemos cierta posibilidad de ganar, mira, yo aún recuerdo mi entrenamiento, si lo planeamos bien podemos salir victoriosas, es un juego de niños.
-Lamento no compartir tu optimismo, Rin, pero vamos a morir, no hay salida de esto- dijo mirando tristemente por la ventana.
-No estarán pensando en huir, ¿Verdad, señoritas?- contestó una voz profunda desde el otro extremo de la habitación. Morrison se levantó de la silla en que dormitaba y se acercó a la mesa de bocadillos, tomó unas cuantas fresas y se acercó a las chicas, mirando hacia la ventana.
-¿Intentar escapar? ¿De una aeronave del Capitolio para caer Dios sabe dónde? No, gracias, es más probable que un árbol se pode solo a escapar de este lugar.- contestó Rin.
Los tres permanecieron callados mirando por la ventana, evidentemente incómodos por la situación.
-Morrison- dijo Makri en voz baja, como para no perturbar el silencio que los había rodeado - ¿Qué son esas franjas grises que se ven en los bosques?
Morrison se asomó por la ventana, teniendo cuidado en no darles del todo la espalda a las dos chicas.
-Son constructores del Distrito 6, sobrevolamos el Distrito 1, así que probablemente estén construyendo parte de vías férreas para conectar a los Distritos.
-¿Vías férreas a lo largo de todo Panem? Suena una asaña demasiado grande hasta para el Capitolio - refunfuñó Rin.
-Tal vez, pero la idea es conectarlos a todos para poder transportar las diferentes mercancías a lo largo del continente y así tener un crecimiento más o menos parejo- contestó Morrison.
-O para transportar a los tributos más rápido al Capitolio, ¿no? - dijo Rin con una sonrisa sarcástica.
-Dentro de poco llegaremos a la capital, señoritas, yo les aconsejaría descansar antes del aterrizaje.- dijo Morrison ignorando el comentario de Rin.
-¿Segura que no quieres fresas? - insistió Makri.
-Segura- contestó Rin, tratando de ocultar la temblor de su mano que sostenía el vaso de leche, no podía mostrase débil ante aquellos invésiles.

Los Juegos del Hambre, Año TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora