TWO SHOT

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Me levanté del suelo, sin poder controlar mi llanto, el cuerpo me pesaba cien veces más, mis piernas no las podía mover como debía, un dolor en mi pecho se encajaba, aun tenía mi chaqueta en mis manos, no la solté, creo que gracias a ella, no me he lastimado las manos, por la fuerza que he ejercido en ellas.

Salí de la casa, en el costado del coche Nam me esperaba con la puerta del copiloto abierta, su aroma era demasiado fuerte, dando un toque agrio que me lastimaba. Mi cabeza seguía agachada y seguía llorando, al querer entrar en el coche, me afiancé de la puerta, rozando apenas los dedos de Nam, inmediatamente los alejó de mí, su rechazo hizo que mi cabeza me doliera al igual que mi pecho, un Omega jamás debería sentir el rechazo de su alfa y menos si hay un vínculo tan grande y especial como el que tenemos.

Nam cerró la puerta del coche, le rodeo y se metió en él. Solo mis sollozos se escuchaban.

-Deja de llorar.

Cómo podría hacerlo, si en este momento está matando todo lo que tenemos.

-¿Cuánto tiempo tienes?

-...

-Te hice una pregunta.

-¿Importa?

No dijo nada más, aceleró el auto, íbamos a más de ciento veinte kilómetros, tenía unas profundas náuseas y estaba mareado. Llegamos al hospital, Nam salió del auto, e hizo una llamada, avisando que ya habíamos llegado, imagino que en lo que salía de la casa, debió haber llamado a algún doctor que se encargaría de mí. Abrí la puerta del auto, en cuanto salí caí al piso, una de mis piernas no me funcionó, Nam se acercó a mí y me cargó.

Me sujeté de su cuello mientras él pasaba una de sus manos bajo mis piernas y con la otra me sostenía el cuerpo. Escondí mi cara entre su cuello y su hombro, estaba soltando poco a poco su aroma para tranquilizarme pero no lo lograba, mis nervios, mi tristeza y mi frustración se desprendían de mi cuerpo.

-Nam... por favor, no lo hagas.

-Cállate Jimin.

-Nam... te quiero... por favor...

-Dijiste que te cuidabas, todo lo planeaste...

-Sabes que no es así, tomaba los supresores, fue ese día... tú estabas en tu celo... yo solo quise ayudarte...

-Valiente forma de ayudarme.

-Nam...

Llegamos a la recepción, Nam me bajó de sus brazos y me ayudó a ponerme en una silla de ruedas, seguía muy mareado, así que me recargue en el respaldo de la silla y cerré mis ojos con la cabeza agachada, solo unos minutos y sentí que la silla se movía, no quise abrir los ojos, pues sabía que a una habitación nos dirigíamos.

Cuando llegamos abrí los ojos, una enfermera se acercó a mí, me ayudó a levantarme, tomándome de los brazos, me incorporé, caminé unos pasos cerca de la cama.

-Necesitaré que se desvista y se ponga esta bata.

Solo miraba la bata del hospital, era blanca y tenía un par de cintas azules, la habitación era color crema con molduras café en todas las puertas, la luz que tenía la habitación era amarilla por lo que no lastimaba mi vista y daba un toque sutil a la habitación, eran cerca de las ocho de la noche, debía haber luz en la habitación pero era tan sutil que se podía percibir cierta tranquilidad dentro del hospital, también olía a limpio.

-Por favor, tome la bata para cambiarse.

-...n... no quiero. No quiero estar aquí.

-¿Cómo dice?

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