La vida de un repartidor no es simple, a veces hay contratiempos, gente de mal humor, tu jefe que se rehúsa a pagarte el abono. Si, la vida de un repartidor no es simple, uno entrega un servicio con la esperanza de agregar valor a una comida ya preparada. Un inútil intento de mejorar la calidad de un aperitivo que desaparecerá en tan solo unos minutos.
Ser repartidor no es fácil ni es virtuoso, pero a pesar de ello tu logras mantenerte orgulloso de tu profesión. Tus padres te creyeron un don nadie por haber dejado la universidad y haberte adentrado en lo que te apasionaba de verdad, tu polola te dejó cuando le explicabas que tu sueldo no alcanzaría para los dos, y el dueño de tu pequeño departamento ya ha venido a tocar la puerta 3 veces esta semana.
Si, no es facil, pero tu mantienes la alegría y el gozo de que lo que haces te hace feliz, y que tu labor va más allá de llevar un plato de comida de un restaurante a la casa de alguien. Eres feliz, y nadie te puede quitar eso.
El día de hoy ha sido liviano, la tarde ha transcurrido con tan solo un pedido y la noche se acerca susurrando que tal vez no habrían más. Suspiras alegre sabiendo que tu paga es por día, y no por trabajos realizados. Tu jefe se acerca y te menciona lo poco que trabajas y que no mereces un aumento, pero tu no le tomas importancia, no es primera vez que lo dice y no será la última. No planeas pedir un aumento de todos modos, estás conforme con lo que tienes aun cuando te gustaría quizás poder hacer más.
El sonido del teléfono del local te saca del trance en el que te metiste. Su música alegre solamente significa dos cosas, que la señora del dueño lo está llamando nuevamente para preguntarle por que aún no vuelve con sus niños, o que alguien esta haciendo un pedido. Te preparas mental y físicamente, tu hora ha llegado y lo sabes muy bien, puedes sentirlo en el aire, el aroma de las pizzas, el sudor en tu frente.
El dueño termina de hablar y se gira a mirarte, esa llama encendida en su mirada solamente significa una cosa: llego la hora de entregar un pedido.
Te pones tu chaqueta, tus guantes y cargas las pizzas (2) al compartimiento de atrás. Tu jefe te recuerda la política de "si no llega en 30 minutos es gratis", haciendo hincapié en que saldría de tu bolsillo. No te preocupas, eres el más rápido de toda Italia, tus amigos te llamaban Francesco, pero no era momento de recordar aquellos tiempos. No, es hora de entregar un pedido. Te colocas tu casco , enciendes el motor, y comienzas tu viaje.
La adrenalina corre por tus venas, esquivas auto tras auto en una carrera imaginaria mientras tus auriculares revientan tus tímpanos con eurobeat y synthwave de los 80. La calles a esta hora están prácticamente vacías, dejando el escenario listo para que te luzcas a tu multitud ficticia. Tu jefe debe saber que rompes el limite de velocidad todas las noches, si no no aceptaría pedidos de hogares tan lejanos, llegar ahí en los 30 minutos sería imposible. No para ti.
Con 10 minutos faltantes, puedes ver la calle por la que debes girar para llegar a tu destino. Parece ser una especie de campus. Frenas derrapando y tomas la curva, estacionas tu moto con el olor a hule quemado todavía fresco en el aire. Te quitas tu casco y comienzas a retirar las cajas de cartón aún calientes. Te acercas a la conserjería con las humeantes masas llenando de olor italiano el vestíbulo, detrás del mesón, un chico con un control de SNES está apasionadamente apretando botones con los ojos fijos en una pequeña televisión portátil en la que se ve un videojuego el cual no logras reconocer. El sonido de tus cajas tocando el mesón lo traen de vuelta a la realidad.
- ¡Oh! Mil disculpas, ¿a que habitación viene a entregar la comida, señor?
Te detienes y lees la nota encima de la pizza: "habitación 305, Muremu Kene". Miras al conserje y le mencionas el número.
- 305... El Kene anda hambriento parece. Adelante, yo le aviso que viene su pedido - dice el chico antes de darse media vuelta y volver a su videojuego.
Te adentras por los pasillos ojeando lo interesante de la arquitectura del lugar. Pareciera que cada habitación tiene su propia temática, y es lo que logras entender solamente por lo que ves por fuera. Quien sabe que tan únicas serían por dentro.
El edificio parece ser interminable, con el ruido de algunas habitaciones siendo más fuerte que otras. De vez en cuando, una puerta se abre y sale alguien quien golpea la de otra habitación, abriéndose y dejando entrar rápidamente. ¿Todos se conocen aquí?, eso crees tu mientras caminas contando los números de las puertas.
302, 303, 304, 305. Una puerta blanca decorada con stickers de homestuck y un póster de lo que parece ser una casa verde con las iniciales "SBURB" encima yace frente a tí. Te acercas y golpeas la puerta con una mano mientras con la otra balanceas el peso de las pizzas. Luego de unos segundos de espera y el sonido de unos pasos, la puerta se abre para revelar a un chico bajo con dos cuernos protuberantes de su cabeza. La forma física del joven frente a ti te toma desprevenido, pero tu profesionalidad logra mantener tu cara de poker mientras observas como sus ojos fijos en las cajas de cartón irradian alegría pura.
- Señor Muremu, Kene Muremu, ¿cierto? - dices mientras le bajas las pizzas a su nivel junto a la boleta - Esto es de usted.
- ¡Oh, muchisimas gracias! Yo y los cabros estábamos cagaos de hambre - menciona mientras agarra las cajas de pizza y se las pasa a una segunda persona que se acerca a la puerta, otro chico con un pijama de Umbreon y un corte medio emo te saluda cerrando los ojos como en esas series animé para luego desaparecer de la vista en lo profundo de la habitación.
- Interesante lugar es este, primera vez que paso por acá. ¿Qué es esto exactamente? - dices mientras le acercas la maquina de RedCompra.
- Bueno, dependiendo de que tan buenas sean estas pizzas quizás pase el dato al resto de los cabros - declara Kene mientras rie suavemente y pasa su tarjeta por el lector - Si tanto te interesa quizás podrías pasar y jugar un rato Smash con nosotros. Estamos carreteando y no tengo drama de explicarte junto a una piscola.
Sonrojas un poco ante la invitación y la idea de pasar una velada con gente que no conoces. Kene rápidamente se da cuenta de tu timidez y sostiene una sonrisa presumida mientras te levanta una ceja.
- Oh, espero que no sea mucho problema. Pero ya es bien tarde, supongo que no hay drama con que llames y termines la pega ahora, ¿no?
Siga el proximo episodio pa saber mas troleados todos lol
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SCTMW x Reader
Fanfikce¿Alguna vez te has preguntado cómo sería poder convivir con tus personajes favoritos de Super Conchetumario, pero te da mucho miedo conversar con ellos por el chat general como la gente normal? ¡Pues esta es tu oportunidad de gozar esta experiencia...