Capítulo 2

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Un día nuevo inicia y con el la posibilidad de que algo nuevo y completamente inesperado ocurra, iniciando con el hecho de que tengo que asistir a un orfanato a dar clases de lo que yo supongo seria algo básico y esencial para los niños, como espa...

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Un día nuevo inicia y con el la posibilidad de que algo nuevo y completamente inesperado ocurra, iniciando con el hecho de que tengo que asistir a un orfanato a dar clases de lo que yo supongo seria algo básico y esencial para los niños, como español o matemáticas, dudo mucho que se tenga algún financiamiento para tener un aula de computo.

Al llegar a la escuela saludo brevemente a la encargada de la entrada y me dirijo hacia la oficina de la directora, la madre Paty, quien ya debe de estar esperándome para proporcionarme la información necesaria para poder dar clases a los que serán mis alumnos por esta semana.

— Buenos días Madre Paty — digo asomándome a su oficina

— Buenos días Dalia, pasa y siéntate hija — me dice con una sonrisa y señalando una silla enfrente de su escritorio, como detesto que me llamen 'hija' parece demasiado condescendiente

— gracias — sonrío y me siento frente a ella 

— ¿Estas lista para ir a darle a esos pobres niños del pan de la sabiduría?

— Claro que si madre — a veces me pregunto de donde sacaran todas esas expresiones

— muy bien, ten — me extiende una hoja con una dirección escrita en ella — esa es la dirección del orfanato, no está tan lejos de aquí puedes caminar o tomar una de las bicicletas, al llegar pregunta por la madre Inés ella te dirá que hacer 

— okey madre, ¿alguna otra cosa? 

— Si ¿le puedes entregar estos libros?

— Claro

— muchas gracias hija, ahora ve no se te vaya a hacer tarde

— gracias madre la veo luego 

— Hasta luego hija, que Dios te acompañe

Salgo de su oficina y me dirijo a lo que es el estacionamiento de la escuela ahí hay transportes para los maestros desde carros hasta bicicletas y en casos muy extremos llevamos a los niños hasta sus casas en estos carros.

— Buenos días Rodrigo — saludo al encargado de resguardar los vehículos 

— Buenos días maestra Dalia, ¿necesita algún vehículo?

— si por favor, una bicicleta 

— Claro — responde, le quita la cadena a una de las bicicletas y me la entrega — aquí está, que le vaya bien maestra — y abre la puerta 

— gracias Rodrigo hasta luego — salgo de ahí, pongo los libros y mi bolsa en la canasta de la bici, antes de emprender camino busco la dirección en mi celular, tenía razón la madre Paty no está tan lejos no hay forma de que me vaya a perder, con la ruta trazada subo a la bicicleta y me voy.


No tuve ningún problema para llegar, estaba a punto de tocar la puerta cuando está se abre, sobresaltándome

Adopción DiabólicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora