A Reese le costaba un poco entender del todo lo que habíamos vivido mis amigos y yo.
Se sabía la historia de mi vida casi de memoria, pero era imposible que comprendiera completamente cómo fue, ya que ella hasta entonces ni imaginaba que cosas como esas podían sucederle a alguien.
Cosas de gente que nació en una familia rica. Yo no entendía eso. Y estaba bien, así estábamos a mano.
No era en lo único en lo que estábamos a mano.
Una vez la llevé conmigo y mis amigos, a ella y a su hermano, al Dark Night. Un lugar descampado al que apodábamos así porque nos reuníamos allí por las noches, corríamos algunas carreras, jugábamos un poco al póker, jugábamos en las barras. Y apostábamos un par de billetes.
Los hermanos estaban un poco espantados con el lugar al principio, principalmente el mayor.
Reese estaba más que nada curiosa.
Sonreía mucho esa noche, dijo que se sentía como una chica mala cuando le presté mi ropa para que pasara desapercibida, yo bromeé un poco sobre que ella pensaba que yo era una chica mala.
Mika también se vio obligado a vestirse para la ocasión. Landon, que era el más menudo de los chicos, le prestó ropa de su talla.
Los dos se veían como parte del grupo. Enfundados en jeans gastados y chaquetas de cuero, con lobos pintados a mano por Kylie en la espalda.
No es que nosotros fuéramos algo así como una pandilla o algo, pero en teoría lo éramos.
Reese estaba emocionada, y Mikael ya tenía expresión preocupada, cuando les dijimos que por nada del mundo se sacaran las chaquetas.
Si en el Dark Night veían que tenían lobos en las chaquetas, sabían que estaban con Ilika y Kylie, y ellos eran gente que se había hecho respetar por ahí.
A Mika casi se le baja la presión cuando se bajó de la moto de Kylie, probablemente sí se le bajó. Y a Reese los ojos le brillaban más que nunca.
Reese esperó con Chris mientras yo corría mi carrera de esa noche, y fue conmigo a recibir los billetes que gané, con los que al otro día le compré una linda gargantilla de mariposa. Una gargantilla que tiempo después pasó a decorar mi cuello.
Alentamos juntas a Chris cuando hizo sus cien flexiones en las barras; y a Ilika cuando corrió también en las carreras de motos. También observamos a Landon y a Kylie jugar póker.
Todos volvimos a casa con billetes en los bolsillos esa madrugada.
Y también volvimos con la adrenalina corriendo en nuestras venas después de huir de los policías que hicieron una redada por allí.
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Reese Donovan
Novela JuvenilParis y Reese jamás habían planeado conocerse. Ellas eran como polos opuestos. Reese era la niña de papá. Paris quería olvidar que tuvo un papá. Reese siempre tuvo todo. Paris vivió siempre con lo necesario. Paris no buscaba una historia de amor...