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Habían pasado dos días.

Midoriya desperdició cuarenta y ocho horas de su embarazo (o bueno, desde que se enteró) en pensar una forma de contárselo a su novio. Porque sí, debía ser perfecto, y la verdad es que Izuku no quería echarlo a perder. Pero, sinceramente, estaba entrando en un ataque de pánico por no saber cómo hacerlo perfecto.

Primero pensó en darle la prueba de embarazo a Shouto mientras ambos se encontraban en la cama casi a la hora de dormir. Abrazados, quietos, escuchando la respiración del otro y besándose en ratos. Pero no, tuvo que descartar tan espléndida idea, porque sabía que en cualquier momento se quedaría dormido por las caricias y el tacto, que ni siquiera tendría la oportunidad de decirle.

Un omega que hacía videos para internet, mencionó que le había dado indirectas a su pareja durante toda la mañana hasta que, por la tarde, le entregó la prueba de embarazo junto a una camiseta de: "Soy el mejor padre del mundo". Izuku lo reflexionó unos minutos, pero optó por negarse debido a que Shouto no era bueno con las indirectas.

Midoriya estaba harto de tanto pensar, y lo peor es que Shouto comenzaba a sospechar de él, porque lo conocía tan bien, tan malditamente bien, que no había necesidad de utilizar su lazo para saber cuando Izuku mentía o se sentía abrumado. Al principio había dicho que era por el celo, cosa que Todoroki muy a duras penas se lo creyó.

Habían hablando muchísimo antes sobre tener cachorros, y era algo con lo que ambos estaban de acuerdo, pero acordaron esperar un poco antes de concebirlos. Izuku no estaba tan convencido cuando aceptó, y ahora resulta que está preñado.

Se encontraba recostado en la cama que compartía con Todoroki, viendo una recopilación de videos de omegas y mujeres betas diciéndoles a sus parejas sobre sus embarazos. Se encontraba frustrado, algunos le parecían muy innecesarios y otros muy simples, y la verdad es que el nudo en su garganta no desaparecía. Deseaba que fuera tan fácil como si Shouto entrara por la puerta y ya supiese que estaba preñado.

Resopló, cansado, cerrando los ojos se acurrucó entre las sábanas.

—¿Qué tienes? –preguntó la voz de Todoroki– ¿te sigue doliendo el estómago?

—No, no es eso, no te preocupes por nada, amor –Izuku abrió los ojos, dedicándole una dulce sonrisa—. Sólo tengo algo de sueño, no sé. Creo que es el clima...

—Cuando dices que "no me preocupe" es cuando debo empezar a preocuparme.

Izuku no dejó en ningún momento su sonrisa radiante, se acomodó entre las sábanas y las almohadas y extendió los brazos, invitando a su novio a acurrucarse a su lado. Hacía algo de frío, pero era soportable.

Shouto no dudó en ningún momento y se acercó despacio, ansioso por abrazar a Midoriya y quedarse ahí durante horas enteras. Ambos se miraron directamente a los ojos, embobados con la sonrisa del otro. Se dieron un gran y casto beso, lleno de ternura y rebosante de amor.

—Dicen que hoy lloverá –murmura Todoroki–. Hagamos chocolate caliente, sé lo mucho que te gusta mientras subimos a la azotea.

Izuku dejó de pensar en todo aquél embrollo del embarazo, y simplemente se dedicó a besar cariñosamente a su pareja, porque sabía que no había lugar más cómodo en el planeta que a su lado.

—Sí, quiero hacer eso.

• 🌊 •

El ambiente era simplemente perfecto y justo lo que Midoriya necesitaba desde hace dos días y medio.

Ahí estaban, sentados en un rincón de la azotea, observando las gotas de lluvia bajo una pequeña carpa, arropados con mantas calientitas y la radio a su lado, exactamente con su tercera canción favorita sonando.

—Ven –murmura Izuku–, quiero intentar algo.

—¿Tengo que quitarme mi sábana?

—Si quieres hacerlo bien, sí.

Ambos sonríen. Shouto se levanta con ayuda de su novio, deja la sábana con cuidado cerca de la radio, donde sabe que las gotas de lluvia no la alcanzarán a salpicar.

—Dame tus manos.

—Okay.

Izuku toma delicadamente las extremidades contrarias, ligeramente más grandes que las suyas, y las coloca en su cintura. Luego rodea con sus brazos el cuello de Todoroki, hundiendo su cara en su hombro izquierdo. Se comienza a mover levemente al compás de la canción, su novio capta de inmediato y le sigue la corriente.

—Creo que tomaste muy en serio en mensaje de la canción, Izuku.

El nombrado simplemente atina a reír levemente, cierra los ojos y suspira, sabiendo que probablemente lo que hará romperá todo el ambiente.

—Te tengo un regalo –murmura, con una sonrisa nerviosa–. Pero va a tardar en llegar.

—¿Qué es?

Midoriya puede sentir como Shouto acaricia su cabello, se queda unos segundos callado, tragándose el nudo de la garganta.

—Tardará seis meses.

—¿Qué cosa puede tardar tanto...?

El omega se separa un poco de su novio, sólo para verle a la cara y soltar otra risita nerviosa, acompañada de unos ojos acuosos.

—Un bebé, amor.

❝Dulce de leche❞ | 'Tododeku omegaverse'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora