El día de hoy iremos de visita al hospital, Lysandro me pidió acompañarlo; así que estamos camino al lugar.
Al llegar ahí nos encontramos con Rosa y Leigth que van caminando hacia la salida. Hablamos un poco y se despidieron ya que debían ir a abrir la tienda de ropa.
Sin mas demora nos dirigimos a la habitación, pero al estar frente a la puerta Lysandro se detuvo de repente, agacho la mirada hacia el suelo y apretó fuerte mi mano.
—Estoy aquí...— dije en un suave tono y aprete su mano también.
—...Gracias...— me miró y acaricio mi rostro con ternura.
Al entrar encontramos a sus padres conversando tranquilamente como siempre.
—Buenos días— exclamaron los dos, contentos de vernos llegar.
Nos acercamos hacia el centro de la habitación, saludamos ya estando más cerca y conversamos con alegría.
—Ya que estas aquí querida ¿me acompañas por algo de almorzar? — me pregunto su madre con cariño.
—Muy bien— fui con ella con gusto.
*** En la habitación*** Narra Lysandro
Me quede a solas con papá, el parecía cansado, pero tan animado como siempre.
—Estamos felices que vinieran hoy de visita— dijo al iniciar la conversación.
—Me alegra escuchar eso— sonreí.
—¿sabes que tienes mucha suerte? —
—¿Por qué lo dices? — lo mire con dudas.
—Es por esa chica— parecía contento.
—Lo sé, es maravillosa— sonreí al recordarla.
Me senté a su lado para estar más cómodo y conversar con tranquilidad.
—¿Cómo te sientes hoy? —
—Hoy es un buen día, los medicamentos hacen lo suyo—
—Ya veo— lo observe un poco.
—Sobre la universidad ¿ya elegiste a donde ir? —
—Así es, elegí una con especialidad en literatura...— contesté dudando un poco.
—Vaya, eso es tan tú— me sonríe.
—Pero...no sé qué hacer...dada la situación—
Él me miro en silencio y después de eso hablo de nuevo.
—Escucha hijo, ya elegiste un camino y debes seguirlo—
—Si, pero es que...— lo mire con dolor.
De repente puso una de sus manos en mi cabeza y acaricio con cariño, me sentí un niño pequeño de nuevo.
—Lysandro, yo siempre estaré junto a ustedes. Nada me hace mas feliz que verlos seguir sus sueños; lo que menos deseo es que detengan todo por mi—
—Pero papá yo...—ahora sostuvo mis manos.
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—En unos días estaré al fin en mi precioso hogar junto con tu madre y volveremos a nuestra tranquila vida— siguió hablando.
—¿El hospital lo autorizó? —lo mire con duda.
—De hecho, fue sugerencia del doctor. Sabes bien que el medicamento tiene sus limites y aunque hace lo suyo mi enfermedad avanza también; él recomendó ir a casa y seguir los cuidados adecuados—
—...Entiendo...—dije con pesadez.
—Todo estará bien— apretó mi mano y lo mire, estaba sonriendo.
—Lo estará...— contesté y me esforcé en devolverle la sonrisa.
Poco tiempo después mamá y Sucrette volvieron a la habitación. Nos quedamos un poco mas de tiempo y nos retiramos.
—¿Te sientes bien? — me pregunto mi hermosa dama mientras esperábamos el autobús.
—Tuve una charla con papá— conteste y acaricie su rostro con mi mano.
—Me alegro por ti— me rodeo con sus brazos.
Nos quedamos así hasta que apareció el transporte.
*** Narra Sucrette
Al llegar a casa encontré a mis padres en la sala, sus rostros lucían muy serios.
—¿Qué sucede? — me atreví a preguntar.
—Cariño, siéntate. Tenemos que hablar— se acercó mamá hacia mí.
—Escucha Sucrette ¿sabes que mi trabajo es importante verdad? — comenzó mi padre la charla.
—Si lo sé— conteste con dudas.
—Cariño, a papá lo cambiaran de sede en su empleo...— habló mamá de nuevo.
—¿Qué? ¿eso significa que te iras? — ellos se miraron entre sí.
—No cariño, significa que debemos mudarnos pronto— dijo sin reservas.
—¡¿Nos iremos?! —dije al ponerme de pie sin contener mi voz.
