Capítulo 2

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Hoseok estaba apretando los dientes otra vez. Se había convertido en un hábito en los últimos días, desde el momento en que se había acercado a la puerta de Min y vio a SeokJin «SeokJin, de toda la maldita gente», con la boca en el cuello de YoonGi. En ese instante, su visión se había vuelto roja. No quería a SeokJin en el mismo estado que Yoongi, y mucho menos en la misma tienda. Besándolo. Tocándolo. Cristo. La sola idea era suficiente para que Hoseok tuviera una úlcera. ¿Era SeokJin a quien YoonGi se refería cuando dijo que se lo pediría a alguien más?

«Sobre mi cadáver».

SeokJin era la más despreciable persona que Hoseok hubiera conocido. No se merecía a alguien como YoonGi. Y YoonGi ciertamente no merecía el trato que conseguiría una vez que SeokJin hubiera conseguido lo que quería. Hoseok había aprendido esa dolorosa lección durante su último verano en Daegu dos años antes. No había manera de que él pudiera dejar que eso le sucediera a YoonGi sobre todo, no cuando YoonGi estaba aún vulnerable por su reciente ruptura. Absolutamente de ninguna manera.

Por supuesto, en realidad, no tenía ningún derecho a decir con quién podía o no podía dormir YoonGi. Ni siquiera podía tomar el rol de hermano mayor, ya que no estaban realmente relacionados por sangre, y gracias a Dios por eso. Había tenido algunos pensamientos no muy de hermanos desde que YoonGi le había pedido que tomara su virginidad. Y, si era honesto también, desde mucho tiempo antes de eso.

Aunque, técnicamente, había una opción que le permitiría tener voz y voto de con quien YoonGi tendría sexo, y esa si él aceptaba el rol. Hoseok haría lo mejor para YoonGi. Se aseguraría de que fuera lento y suave y sin dolor, o por lo menos con el menor posible, ya que un poco de incomodidad era parte de todo esto. Pero Hoseok se había prometido a sí mismo. Él había jurado que no lo haría.

-Está bien, Hoseok. Suéltalo.

-¿Huh? - Hoseok vio de reojo a NamJoon.

Habían regresado del último paseo en kayak quince minutos antes y estaban apilando los kayaks de nuevo en los bastidores antes de cerrar el cobertizo de los botes por la noche. Habían estado trabajando en agradable silencio, que lamentablemente dejó que la mente de Hoseok vagara hacia el último lugar en el que quería estar.

-Estás actuando todo nervioso -dijo NamJoon, levantando el último de los kayaks y metiéndolo en el estante más alto. -De la forma en que lo hacías cuando teníamos quince años y tenías miedo de decirme que eras gay.- NamJoon cruzó los brazos sobre su pecho y miró fijamente a Hoseok. -No es que ya no lo supiera.

Namjoon suspiró.

-Pero a mi sí. Y debes estar agradecido. Si no te conociera tan bien, probablemente aún estarías tratando de darme la noticia.

-Me gustaría que no me conocieras tan bien -murmuró, secándose el sudor de la frente con el dorso de la manga. NamJoon sonrió.

-Ja. No es muy probable.

-Sigue diciéndote eso.- NamJoon se rio. -Entonces, vamos. Suéltalo para que podamos regresar a casa y pueda azotar tu Madden.

-Lo dice el tipo que perdió los últimos dos partidos.

-La tercera es la vencida.- Namjoon sonrió. Hoseok sacudió la cabeza, incapaz de evitarlo correspondió la sonrisa.

-Ya veremos.

-¿Qué sucede? -NamJoon preguntó, repentinamente serio. -No has sido tú mismo en los últimos días.

-Sabes, realmente no quiero hablar de eso.

-¿No quieres hablar de eso? - NamJoon lo miró sorprendido, y luego un poco herido. -Pero soy yo, hombre. Hablamos de todo.

Hoseok se encogió de hombros y bajó la mirada. Estaba agradecido de que NamJoon y YoonGi no se parecieran físicamente. Hubiera sido una tortura absoluta hacer frente a las similitudes físicas entre el objeto de su deseo y su mejor amigo desde los días que había pasado gateando en pañales.

Deseando ×Hopega×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora