Capítulo 6.

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   Fred y Freddy llegaron a su hogar después de haber salido a la escuela, pero al llegar se percataron de que la luz de la cocina y la habitación de la madre de Freddy estaban encendidas, no recordaban haberlas dejado encendidas así que podía significar una cosa. La madre de Freddy estaba en casa.
   —¡Mamá está en casa! —Freddy corrió a la casa soltandose de la mano de Fred.
   —¡Freddy espera! —Fred corrió tras del castaño.
   Freddy llegó a la puerta y la abrió sin previo aviso, Fred llegó medio segundo después y al mirar dentro pudo ver a Freddy abrazando a su madre, ambos miraron al mismo tiempo a Fred y la expresión del rostro de la madre de Freddy fue distinta.
   —¿Quién es él, Freddy? —Preguntó con una sonrisa nerviosa la madre de Freddy.
   —Él es Fred, y es mi lindo y tierno novio —Freddy se sonrojaba cada vez que decía cosas sobre Fred.
   —F.. ¿Fred? ¿Su nombre es Fred? —Preguntó de nuevo la señora pero mucho más intranquila.
   —Sí, mi nombre es Fred. No he tenido el gusto de conocerla en persona, así que tenemos mucho de qué hablar señora Fazbear —sonrió Fred mientras dirigía su mirada a Freddy—. Freddy, ¿Podrías esperar en tu habitación? Necesito pedirle permiso a tu mamá para que nos deje estar juntos.
   —Por supuesto —el castaño no protestó y subió directamente a su habitación dejando solos a Fred y la señora Fazbear.
   —¿Eres Fred? —La mamá de Freddy se apartaba lo más posible de él.
   —Sí, soy Fred. De quien le ha contado tanto Freddy, soy yo y ahora tengo un cuerpo. ¿Cómo es posible? No tengo idea, pero ese no es el punto. Freddy se golpeó la cabeza y no puede recordar nada, es por eso que creé que yo soy su novio y tengo que fingir serlo.
   —Extrañamente específico —dijo la madre de Freddy.
   —Por eso le quiero pedir que me ayude a seguir con la mentira. Solo hasta que recupere la memoria y después yo me iré de sus vidas y para siempre —explicó Fred—. Sé que le he causado mucho dolor a Freddy estos últimos años, y es por eso que quiero corregirlo. Ya no tendrán que preocuparse por mí ni usted ni Freddy, serán felices y yo seré feliz de que Freddy lo sea. ¿Y qué dice? ¿Me ayuda?
   La madre de Freddy se notaba un tanto insegura, paseaba su mirada con nerviosismo de un lado a otro pero finalmente miró los ojos negros de Fred que irradiaban seguridad ante cada palabra.
   —Muy bien —dijo ella finalmente—. Pero en cuando mi pequeño Freddy recupere su memoria tú te vas, sin peros ni tratando de persuadirme. Él ha sufrido tanto por culpa tuya y lo menos que quiero es que sea infeliz.
   —Lo sé, estoy de acuerdo completamente con usted —el tono de voz de Fred se notaba un tanto triste.
   —¿Pasa algo? —Freddy se asomó desde las escaleras.
   —No, no pasa nada. Solo que tu mamá nos dio el permiso de estar juntos ¿no es genial?
   —¿En serio? Que alegría —Freddy abrazó a Fred.
   Éste se quedó inmóvil pero finalmente correspondió al abrazo de Freddy, cerró sus ojos y pudo oler el aroma del cabello de Freddy. Era un aroma a menta, pero muy ligero y no tan fuerte, era embriagante.
   Hey Fred, nunca me habías dado un abrazo tan cálido, o no que yo recuerde —susurró Freddy mientras hundía más su cara en el pecho de Fred.
   —No quisiera interrumpir su momento pero, la cena está lista —dijo la madre de Freddy.
     Freddy y Fred se separaron del abrazo y se sentaron a la mesa para poder cenar. Pasaron los minutos y fue momento de dormir, para seguir con la mentira la mamá de Freddy permitió que Fred durmiera en la casa, pero no en la habitación de Freddy, así que Fred se quedó en el sofá de la casa. Fred no podía dormir pensando en la promesa que le hizo a la señora Fazbear de irse lejos de la vida de ellos, pero en eso su mirada se fijó en la ventaba abierta que había en la cocina, donde claramente se podían ver las estrellas. Se levantó del sofá y se dirigió a paso lento a la ventana, al llegar recargó sus brazos en el marco de la ventana y pudo ver la hermosa noche que se proyectaba en aquél momento. No había ningún ruido, solo el del cantar de los grillos, las farolas en las calles eran como pequeñas luciérnagas en plena obscuridad, pero lo más maravilloso del espectáculo eran las estrellas, se robaban todo el protagonismo.
   —Yo sinceramente no creo en la magia, hasta que lo viví por carne propia. Por carne propia, es lo mejor de todo. Gracias a ustedes tengo un cuerpo, pero a consecuencia Freddy perdió su memoria —susurraba Fred mientras miraba las estrellas—. Towntrap dijo que si lo pedimos de corazón el deseo se cumplirá, así que... Deseo que Freddy recupere su memoria.
   Fred cerró la ventana y bajo las persianas al momento de pronunciar lo último.
   —Es lo mejor —pensó Fred.
   —¿Con quién hablas? —Preguntó Freddy a espaldas de Fred.
   —Bueno... Algo que no sabes de mí es que disfruto de hablar con las estrellas por las noches —Fred se giró mientras veía a los ojos a Freddy—. Oye Freddy, ¿que pasaría sí recuperas tu memoria, pero cuando pasa eso te das cuenta de que no soy lo que pensabas? ¿Qué pasaría si recuerdas que me odias?
   —Eso es imposible, yo jamás te odiaría. Siento en lo más profundo de mi corazón y recuerdos, que están escondidos por ahí, te tengo demasiado aprecio y cariño. Es imposible que yo viva sin ti.
   A cada palabra el corazón de Fred daba un pequeño salto en su pecho, pero se negaba completamente a quererlo ya que si eso ocurría sería más doloroso al momento de partir.
   —Eres muy tierno FreddyFred sonrió ligeramente.
   En eso un largo y cansado bostezo salió de la boca de Freddy.
   —Lo siento, al parecer el cansancio se está apoderando de mí —Freddy bajo su mirada mientras reía.
   —No te preocupes, debes descansar, mañana tenemos escuela.
   —Sí —Freddy se acercó a Fred lo suficiente como para besar su mejilla, el beso fue rápido pero cariñoso—. Buenas noches Fred.
   Freddy se fue a paso veloz escaleras arriba por la vergüenza de haber besado a Fred, éste solo tocó con la yema de sus dedos el lugar donde Freddy había puesto sus labios hace unos cuantos segundos y sonrió. Pero tan pronto como apareció esa sonrisa se fue ya que no debía dejar que sus sentimientos cambiaran, se tumbó sobre el sofá y empezó a quedarse dormido.
   —Mañana recuperarás tu memoria, Freddy —susurró Fred antes de que sus ojos se cerraran y el sueño lo venciera.

La noche de las estrellas lloronas. (Fred x Freddy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora