I

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Mi mirada estaba sobre Poché, yo estaba sentada en la cama y ella estaba frente al armario escogiendo que iba a ponerse hoy.

Justamente en esta momento era cuando me preguntaba porque las cosas tenían que ser así, ella saliendo a su fiestas casi todos los días mientras que yo me quedaba llorando en el departamento hasta quedarme sin lágrimas.

También me preguntaba porque seguía aguantando esto, porque aguantaba que ella me tratara como la misma basura la mayoría del tiempo; creo que era porque cuando me mostraba por 5 o 10 minutos algo de cariño, terminaba enamorandome más.

La veía atentamente, ella ya había comenzado a cambiarse, llevaba un pantalón blanco hasta la cintura, un top del mismo color y se estaba colocando una chaqueta de mezclilla.

Me pare de la cama y caminé hasta ella, la abracé por detrás pegando su espalda con mi pecho y puse mi mentón en su hombro, cerré los ojos e inhale la colonia que se había puesto ese día.

-¿Y si te quedas conmigo? Podemos ir a cenar algo si no quieres estar en casa- Propuse con algo de esperanza en mis palabras, muy dentro de mi sentía que me estaba cansando y necesitaba las migajas de su amor para volver a mi zona de confort.

-Se me hace tarde- Fue lo único que dijo y se soltó de mi agarre, tomo su bolso y salió del cuarto.

Mis ojos se abrieron como platos por la sorpresa, siempre que ella me daba motivos para irme terminaba encontrando uno para quedarme, y creo que en esta ocasión no pude encontrar ninguno.

-¿ME PUEDES DECIR QUE FUE LO QUE ME FALTO?- Llegué exaltada hasta donde estaba ella -No lo entiendo María José, te he dado 8 meses de mi vida, te he aguantado, te he amado, ¿Por qué me tratas así? ¿Por qué te vas y me dejas aquí sola?- Quise evitarlo pero las lágrimas ya estaban corriendo por mis mejillas.

-No entiendo de que hablas- Me respondió indiferente sin ponerle un poco de atención a lo que estaba pasando y realmente su actitud estaba matandome.

-¿No entiendes?- Reí dolidamente -Poché yo he tratado de darte todo, amor, confianza, paciencia, y de verdad me duele ver como eres  conmigo, tu indiferencia me mata cada día, tu ignorancia hacia mi, tu falta de interés, y todo este dolor no me lo quita un simple beso en la frente o un "Te quiero Daniela"- Hice comillas con mis manos.

Ella camino hasta mi y me miro analizandome, mis mejillas estaban húmedas y mis ojos probablemente estaban rojos, era un desastre en ese momento, pero más allá de la furia y el enojo del momento me sentía bien, bien porque al fin pude sacar todo lo que tenía dentro.

-Hey, cálmate- Me dijo poniendo sus manos en mis hombros, las cuales quité bruscamente de un movimiento.

-¿Qué me calme? ¿Qué me calme? ¿Cómo puedes pedirme eso, y con tanta paz en tus palabras? ¿No entiendes lo que está pasando? Me cansé Poché, no puedo ser más tu estúpida que se queda hasta altas horas de la madrugada para esperarte, ya no, no más- Estaba mostrándome más débil de lo que quería pero no podría hacer más.

-¿Quieres terminar esto?- Preguntó mirándome a los ojos, pero su tono de voz no cambiaba en lo absoluto, no había tristeza en el, ni angustia, de echo no había nada.

-No lo se, creo que es lo mejor- Dije calmandome un poco.

-Bien- Respondió mientras empezaba a caminar hacia la sala, y esa fue la gotita que derramó el vaso.

-¡POCHÉ!- Le grité furiosa -¡MÍRAME, HABLAME, TOCAME, COJEME! ¡HAZ ALGO CARAJO!- La tomé de los brazos e hice que se girará, su rostro al fin mostraba algo de tristeza pero ya no me afectaba.

¿Me Recuerdas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora