II

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Abrí mis ojos lentamente, sentía mi cuerpo muy pesado, mi cabeza me dolía horrores y por si fuera poco no tenía idea de donde estaba.

Cuando tuve bien abiertos los ojos una intensa luz me hizo cerrarlos nuevamente, pero poco después me acostumbre y empecé a ver a mi alrededor.

Era un cuarto completamente blanco, mire a mis lados y había cientos de máquinas haciendo ruidos tan desesperantes y constantes, en mi brazo izquierdo tenía conectado un tubo que supongo era suero y por si quedaba duda alguna, estaba en un hospital.

Una enfermera entro por la puerta y me vio, sonrió al instante y se acerco a mi.

-Despertaste- Dijo con emoción lo ya obvio.

-¿Qué fue lo que pasó?- Pregunté tratando de pararme poniendo el peso de mi cuerpo sobre mis codos, pero la enfermera me empujó del pecho hacia la cama obligándome a acostarme de nuevo.

-Te desmayaste ayer por la noche- Mencionó mientras revisaba el suero que estaba colgado de una bolsita.

No le preste más atención a la enfermera, mi cabeza empezó a pensar al cien hasta que recordé todo lo que había pasado.

Me levante de golpe llevándome la sorpresa de que mi cuerpo me dolía más de lo que imaginé, la enfermera me veía asombrada y yo no decía palabra alguna.

-¿Podría quitarme esto?- Apunté a mi brazo izquierdo y ella notó a que me refería, sacudió su cabeza de arriba a abajo y se acerco hacia mi para hacerlo.

-¿Sabe algo sobre​ Daniela Calle?- Pregunté en cuanto me pare de la cama.

-La verdad no podría darte muy buena información, pero allá afuera en recepción seguro que si- Contestó amablemente mientras acomodaba todo lo que había en la habitación, yo asentí y quise correr hacia afuera pero un repentino mareo me lo impidió, así que fui caminando lo más rápido posible.

-Señorita, ¿Podría decirme como esta Daniela Calle Soto?- Traté de sonar amable pero es que con mi voz solo salía tristeza.

La recepcionista me vio y asintió, empezó a buscar entre unos papeles y al encontrar el que quería lo alzó.

-Al parecer no ha despertado, por el impacto se golpeó muy fuerte la cabeza, tiene una costilla rota y al parecer la pierna derecha también- Me dijo mientras sentía como mis mejillas volvían a humedecerse, la recepcionista intentó decirme todo eso sutilmente pero no había manera sutil de hacerlo.

-¿En que habitación está?- Pregunté desesperada mientras sentía un intenso dolor en mi pecho, todo esto había pasado por mi culpa y el remordimiento no me dejaba en paz.

-Está en la 203, mira, por ese pasillo al final das vuelta a la derecha y encontrarás una sala de espera, creo que algunos familiares de ella ya están ahí- Me indicó el camino y yo asentí, probablemente Germán o Mafe, los papás de Calle eran los que ya se encontraban ahí.

Mi corazón latía al mil por ciento, tendría que dar muchas explicaciones pero mi voz apenas y salía, caminé por donde me dijo la recepcionista y di vuelta a la derecha, como dijo, había una sala de espera, en la que estaba Germán sentado en una de las sillas con un café en sus manos.

Alejado de él estaba Mafe, la mamá de Calle, por como estaba su rostro pude deducir que no había dormido toda la noche y que había estado llorando.

-Poché- Dijo con un alivio Germán, que sin dudarlo un momento se levantó y camino hasta mi.

Mafe alzó su mirada y me vio pero no hizo nada, no le caía nada bien pues por mismas palabras de ella "Había cambiado a Daniela y la había vuelto rara", y aunque se suponía que eso era una etapa que ya había pasado, nuestra relación no era muy buena.

¿Me Recuerdas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora