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Visita inesperada.

En la gélida noche, donde París estaba tranquila pero detrás de toda esa tranquilidad, existía la inquietud y la intriga de lo que podría pasar, ya que, lo que Vincent hizo el día de la ejecución de Springtrap, había despertado los pobres y apagados corazones de aquellos que nada han tenido y han sido aborrecidos por la noblesa.

En ese hospital, donde heridos de gravedad no faltaban, la tranquilidad prósperaba. Ya habían pasado tres dias, nada relevante había sucedido en el transcurso de estos, un alivio ya que, el país estaba en conmoción por lo sucedido ese día.

Bonnie estaba sentado en la sala de espera, ayer habían recibido la noticia de que Springtrap estaba fuera de peligro. Aquello hizo las lagrimas se le salieran a los tres, estaban asustados de que sus plegarias no fuesen escuchadas, pero pareciese que Dios o un ángel puso su mano milagrosa sobre Springtrap y lo salvo, o tal vez fue un milagro, ya que con esas heridas, parecía imposible que sobreviviera. Bonnie se había quedado, esperaría el tiempo que fuese necesario hasta que su hermano se recupere por completo. El menor no era el único ahí, habían familiares esperando respuestas por parte de el doctor sobre el estado de sus parientes.

Springtrap, acostado en la cama, no podía consiliar el sueño, en su mente aún existía el momento de su tortura, los recuerdos de esta no lo dejaban dormir. El menor dejó escapar una risilla.

—Que irónico, hasta en mis sueños me torturan.—dijo para sí mismo.

Todo lo que Puppet le había hecho, todas esas torturas y hasta creativas maneras de destruir su psique y cuerpo, se habían, no sólo quedado marcados en su cuerpo, también en su mente. Los ojos de locura del ángel de la muerte, de Puppet, su risa, sus palabras, se notaba que lo disfrutaba, torturar. Springtrap nunca será capaz de olvidar esa experiencia, y nada logrará que lo olvide.

Con una cicatriz en su boca, y más en todo su cuerpo que se ven horribles, y dan la sensación de que él no debió de sobrevivir a ello. Eso hacía que un escalofrío recorriese su cuerpo, o el de cualquiera que lo mire.

Cada vez que el rubio cerraba sus ojos solo podía ver la cara de satisfacción de Puppet y sus secuaces ayudándole. Ese sadomasoquista le había hecho de todo, solo le faltaba matarlo de tanto dolor insesante.

Springtrap también recuerda eso, como si fuese ayer o hubiese pasado hace un momento; el dolor insesante de aquellas cuchillas, golpes, latigazos; los métodos de tortura que el mayor uso en él, y lo que más sentía, era como su piel era despellejada con pinzas ardiendo a grandes grados; recuerda la sensación del calor, del ardor hacer contacto en su cuerpo, de su piel ser arrancada como si nada por esta.

Sintió un escalofrío.

—¿No puedes dormir?

Aquella voz, Springtrap al oír esa voz se tenso. El rubio rogó que no fuese quien creía que era, pero lastimosamente, si era.

Era Vincent.

Springtrap lo miró con terror, horror, espanto, asco y ira; el conjunto de emociones desagradables que sintió fueron opacadas por su impotencia al no poder casi moverse por las heridas en su cuerpo, pero eran tal, que si pudiese, mataría a Vincent ahí mismo sin dudarlo. Y más cuando fue él quien mato a Charles, su amigo, la persona que más necesito en ese momento, él se la arrebato.

El fazbear ideal. [Goldentrap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora