Capítulo 8

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La cosa es más grave de lo que imaginábamos. La señora Carme está realmente preocupada porque los inquilinos del resto del Refugio están siendo asediados por los periodistas. Ninguno ha hablado sobre el hostal y todos saben lo que tienen que decir. Pero si ven entrar o salir a Natalia de aquí, su negocio se vería afectado.

Sin embargo, la buena de Carme solo está preocupada por Natalia y su bienestar. Y repite una y otra vez que si es por ellos que no van a abrir la boca, pero que no sabían que era tan famosa. Que para ellos es un honor que esté en su casa.

Sin embargo Natalia ha hecho gala de nuevo de su buenísima educación y amabilidad y ha hablado con el matrimonio. Les ha dicho que va a dejar pagado todo el mes como habían acordado y que no se preocupen por nada. Que van a mover a los periodistas para que se vayan a otro lado. Que su grupo, o sea Loli, se encargará de que los periodistas se muevan de ahí y vayan a molestar a otro sitio. No obstante, ella se irá del Refugio.

Ver cómo Natalia abraza cariñosamente a la señora y al señor Perol y se despide de ellos, me enternece y me hace sentir bien. Porque yo les tengo cariño y no quiero que nada les afecte. Y ella tiene en cuenta eso y se lo agradezco. Es buena chica.

Salimos del Refugio por el patio. Natalia me ha dejado ropa suya porque mi vestido sigue muy mojado. Así que vamos las dos con tejanos, camiseta de manga corta y nuestras chaquetas. La mía, al ser de piel, no ha calado.

Salimos por la puerta que da a la calle con nuestros cascos salvavidas que tan bien han cuidado de la identidad de Natalia.

No se me escapa que el interés principal de la prensa rosa no es que vaya a cantar en un par de semanas en Eurovisión: todo es por culpa de los rumores que ella misma no ha sabido cortar sobre Alicia y ella. No basta con decir que son solo amigas, porque la otra aprovecha cualquier ocasión para marcar terreno.

No soy nadie para meterme en eso, pero no me gusta. Me molesta un poco.

Bah... en realidad creo que me sienta como una patada en el estómago, pero aún estoy haciéndome a mis nuevas sensaciones, así que no me hagáis mucho caso.

Por nuestro lado pasan dos periodistas que cotillean sobre el nuevo novio de Paula Echevarría... nos miran de reojo y nos ignoran.

Yo respiro aliviada y ella se sube rápidamente a la moto. Arranco y salimos de ahí escopeteadas.

En pocos minutos llegamos a casa.

La tormenta de ayer ha refrescado un poco la calle, pero al menos hay sol.

Una vez dentro, nos dejamos caer en el sofá aliviadas. Natalia ya conoce mi casa, o al menos parte de ella. No me hubiera gustado que hubiesen rodeado a Natalia y la hubieran acribillado a preguntas. No debe ser justo para ella.

—No sé cómo lo aguantas —le digo mirando al techo.

—Intento que no me afecte más de la cuenta.

—De todas maneras, sabes que esta persecución personal es por el tema de la pelirroja, ¿no? —le digo sin ánimo de ofenderla—. Estas últimas semanas sois noticia por vuestras supuestas reconciliaciones y por dejaros ver juntas en otros eventos.

Lo que nunca te canté. Cara B - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora