.Martirio.

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      Como todos los años, este día me encontraba frente a una tumba dejando unos tulipanes blancos, los favoritos de mamá. Con este año ya serían 6 desde que tuvo el accidente al volver del trabajo, era difícil para mí recordar aquello sin derramar lágrimas o visitarla sin terminar con los ojos rojos, en fin, siempre que su recuerdo venía a mi mente me daba cuenta lo mucho que la extrañaba. Dediqué unas cuantas palabras, mencionando lo que había hecho en la semana, no era necesario mencionarle a papá, desde el funeral de mamá no supe más de él.

          Me levanté cuando sentía que el llanto volvía una vez más a mí, debía salir y seguir con mi vida y no quedarme estancada en  el amargo recuerdo de lo que llamaba familia.  Caminé hacia la salida poniendo mis audifonos y mirando la pantalla del celular a través de mis lentes de sol, a pesar de no estar soleado los usaba, no quería que alguien viera los ojos de sapo que cargaba conmigo.  Me di unas vueltas caminando, no tenía ganas de llegar a la casa de mi tía, ella era... Como decirlo, siento que por obligación se hizo cargo de mí.
       
         El día que mamá tuvo el accidente yo estaba en la escuela dando mi disertación sobre la formación de las estrellas y como se clasificaban según su vida. La inspectora había interrumpido mi presentación llamando a la profesora y posteriormente a mi. Me cuesta tener recuerdos de eso, todo había sucedido rápido, el colegio, inspectoría, el auto de mi profesora, el hospital, la sala donde estaba papá. Hasta ahí los recuerdos, de inmediato hay un salto gigante al funeral acompañada de mi papá, ese fue el último recuerdo de él.

       
         Mi pecho dolía, cada vez más fuerte haciendo un recorrido durante el martirio en el que mi familia feliz se fue al carajo. Llegué a la casa, sintiendo como se.me aceleraba la respiración, entré subiendo a mí habitación, por suerte mi tía estaba en el trabajo, lo cual me daba cierta calma pero no total. Me lancé sobre mi cama dejando mi bolso a un lado, quité mis lentes mirando fijamente el techo contando una por una las estrellas que estaban pegadas en este.

            Comencé a cantar en mi mente canciones aleatorias, desde Bowie hasta Wallows encontrando así la ansiada  calma y  paz momentánea ya que de nuevo debería volver a la realidad para ver mi horario y repasar mis materias como toda estudiante de trabajo social.

      Sentada en mi escritorio revisando las guías y papers que habían enviado los profesores para comenzar las clases, pensaba en mi lastimosa vida, pero sólo yo debía darme el impulso de conocer gente y socializar con ellos. Confuso como la mente pasa de un pensamiento a otro, de una acción a otra cuando no estás del todo en la tierra. Miré el cielo estrellado que me presentaba la hora, 23:22 de la noche, hermoso, brillante con tantas estrellas sin ser opacadas por la luna. Un destello rápido pasó por mi vista, aquella vieja tradición y la emoción (algo infantil) al ver una estrella fugaz nuevamente en mi vida me llenó por completo en ese momento.

         "Por favor, muéstrame que hay algo de amor en mi vida, deseo encontrarlo"

      Después de aquel deseo lleno de inocencia, con mi corazón puesto en él hice lo de siempre, una ducha, cenar e irme a dormir, tal como una rutina.

               






Nada era como lo había deseado, nada era parte de lo que esperaba para mí a los 22, todo era distinto y difícil pero continuaba por la mínima motivación de salir adelante como a ellos les hubiera gustado o como a mamá le hubiera gustado porque de seguro si papá no hubiera desaparecido sería otra historia la que estaría contando ahora.

   

I wish |A.I|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora