Naruto no tiene como costumbre meterse en la vida de los otros, pero la situación lo ameritaba. Una apuesta por ver quien conquista a la solitaria Sakura Haruno: si el joven rebelde Sasuke Uchiha o el heredero Neji Huygga. La escuela necesitaba algo...
Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
...
Capítulo 4. De hecho, él si es un rival.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Su reputación era intachable. No había nada negativo que pudiera decirse de él y en ocasiones esa era una de las cosas que odiaba de su vida.
Neji Hyugga tenía la certeza de que, durante toda su vida, cada logro acumulado, cada curso que había terminado con honores, cada cosa que hacía bien, lo había formado como persona. Pero no como él esperaba, pues nunca había conseguido reconocerse como un individuo del que pudiera enorgullecerse de ser.
Era todo lo que el mundo esperaba que fuera: guapo, educado, inteligente y devoto a todo en lo que se comprometía, pero ro simplemente porque así se movía la vida para él, no porque realmente tuviera el deseo de serlo.
Su apariencia era impecable y galante. De ojos perlas como toda su familia, misteriosos serios y aparentemente fríos. Piel blanca y sin ninguna imperfección, a pesar de estar pasando por su adolescencia. Su cabello castaño oscuro, antes largo, lo había cortado hace relativamente poco, prefiriendo un estilo diferente, corto a los lados, pero con la parte superior más larga y peinada, en un estilo muy común en los idols y que, en opinión de las chicas, lo hacía ver sexy. La nariz afilada, los labios delgados y la mandíbula cuadrada y fuerte terminaban por coronar el perfecto perfil del Hyugga y le concedían aquel aire "arrasa ovarios" que su prima Hanabi le había mencionado que tenía.
Ese día había escogido usar un abrigo beige encima del uniforme en lugar de la chaqueta negra que todos usaban y llevaba los primeros 3 botones de la camisa blanca abiertos. Creía que se veía bien y podía comprobarlo cuando las chicas de su escuela, que pasaban cerca de la banca del jardín donde había elegido sentarse para leer, le sonreían coquetas, saludándolo. No era como que le importara lo que pensaran las féminas del colegio sobre su persona, pero si era sincero ya se había vuelto una manía suya siempre querer estar presentable.
Había decidido seguir su lectura mientras su prima salía de clase. Solía esperarla para llevarla a casa, cuando su novio (el rubio más irritante que había conocido en toda su vida) no podía acompañarla.
Justo en ese momento, la persona que llevaba atormentándolo desde algunos meses apareció caminando por el pasillo. Se trataba de Sakura, tan arrebatadora e inconsciente de su belleza, como siempre. Parecía algo nerviosa y evitaba la mirada de todos los que estaban cerca, quienes no dejaban de observarla y susurrar cosas entre ellos.
La pelirrosa, viendo de reojo en su dirección se dio cuenta de que él también estaba ahí, por lo que le dedicó una pequeña sonrisa al tiempo que levantaba su mano en un saludo. Él le respondió también con una sonrisa, que le salió más como una mueca y sin detener el paso ella lo miró por sobre su hombro y rió ligeramente. Era normal que como no se conocían lo suficiente ella no se acercara a conversar con él, pero aun así eso consiguió desanimarlo un poco.
