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Decir que estaba molesto era poco, estaba furioso, como siempre el ministerio pretendía gobernar en su vida, lo habían mandado a una rueda de entrevistas en Francia, molesto por las constantes cartas y reiteraciones que los hijos de perra le hacían, molesto era poco, todos se tomaban el atrevimiento de hablar de él, era genuinamente una mierda, mierda y más mierda, esos estúpidos creían tener poder sobre él, si el lo quisiera muchos de ellos estarían fuera de sus cargos sin chistar

- Harry - la voz adormilada de Ron le llamó la atención - compañero, son las cuatro de la mañana, ¿estás bien?

- No, estoy furioso - responde el pelinegro tomando su vaso de leche como un shot

- Vamos, no es tan malo, por lo menos tal vez te encuentres con Ginny - lo animó, ese era otro problema, no quería encontrarse con la pelirroja, era lo último que necesitaba, estaba cansado y encabronado, sentía que todos le decían lo que hacer y pensar, molesto salió de su trance y desapareció por la chimenea, colgó su abrigo y bufanda en el perchero, había pasado la noche en la madrigera a pedido de Molly, quien lo consintió en todo, aún así se sintió presionado, cansado de todos, sin prestar atención a un tenue brillo proveniente de su ventana, se derrumbó en su cama lanzando un suspiro cansino, estaba cerrando los ojos para una merecida siesta pero el ruido de su celular lo hizo dar un respingo, molesto lo tomó, el identificador decía que era Hermione

- Harry, ya sé que es de madrugada, pero Ronald me dijo que ya estabas despierto, solo te hacía recuerdo que tienes que cuidar del cedro - la voz chillona de la castaña le hizo dar jaqueca

- Si, si ya sé - respondió con molestia, maldita planta del demonio, hace un día que no estaba en casa, las plantas son independientes ¿no?, un poco, solo un poquito preocupado, se acercó con cautela al ver lo brillante que estaba el jarrón - deja de brillar planta estúpida o te lanzaré por la ventana - y como si la amenaza fuera escuchada el jarrón dejó de brillar, reduciéndose solo a la pequeña hoja tímidamente, asustado fue a buscar el dichoso manual y como lo temía, el día ayer había olvidado sumitistrarle el vital, un poco tembloroso, con sumo cuidado aplicó la poción con un gotero que halló en la misma caja

- ¿Ho-hola? - la voz adormilada de Neville contestó cansina - ¿Ha-rry?

- Si soy yo, ten-tengo un problema, ya sé que es de madrugada pero tengo un problema con una planta... -

- ¿Una planta?, ¿de qué especie?, ¿cuánto la tienes?, ¿pasa algo extraño con ella? - las preguntas fueron rápidas y concisas, el sueño parecía haber dejado el cuerpo del profesor, un ruido de fondo delataba que estaba haciendo un estruendo en buscar sabe Merlín qué

- E-es un cedro blanco, me lo regalaron en mi cumpleaños y...-

- Voy para tu casa, ten la red flu abierta - cortó la llamada

Solo tardó unos minutos para que el herbólogo llegase a prisa, ni lo saludó solo se limitó a examinar la "planta" frente a sus ojos, que mas bien consistía en un escuálido tallo con dos hojas

- Vaya - suspiró Longbottom - es una planta mágica, esto es una pieza de museo Harry, ¿c+omo la conseguiste?

- Fue un regalo

- Pues quien te la regaló debe quererte mucho, porque esto es ridículamente caro, solo existen dos o tres artesanos creadores de esta pieza de arte, se necesita un estudio profundo no solo en herbología, se necesitan años de alquimista y ser un genio en pociones - describía el castaño observando con cuidado a la tímida planta

- Pues yo que sé, si te gusta tanto, te la regalo - suspiró ya cansado el pelinegro

- Harry, no quiero ofenderte pero, eres un estúpido, este tipo de planta solo se alimenta de la magia de su dueño, si me la llevo de seguro moriría, y no, tampoco puedes visitarla en mi estudio, porque ella necesita de tu presencia, es como una mascota muda - se acercó a la mesita llena de vitales observando todo con asombro e idolatría - esto es... es el cielo - susurraba

- Neville, no creo poder, la boda, la prensa, EL MUNDO, realmente no puedo con una responsabilidad más

- Por eso la necesitas, esto es un escape de la realidad, vamos Harry, ¿en serio quieres que muera? - solo eso bastó para que el ojiverde negara suspirando pesadamente, la pregunta seguía en el aire... ¿qué planeaba Lucius Malfoy regalándole algo tan raro y caro al parecer?

Cuando su amigo terminó de examinar la planta ya era de mañana, se acostó sin cuidado en el sillón frente a la ventana en la que aún se encontraba la dichosa planta, así quedó profundamente dormido, hasta que unos insoportables golpes en su puerta lo despertaron, era Ginny, ella sabía que no debía entrar por la red flu, puesto que eso había sido motivo de muchas discusiones, se levantó perezosamente

- Hola Harry - lo saludó con entusiasmo, él solo inclinó la cabeza esbozando lo que esperaba fuera una sonrisa - tengo las invitaciones - volvió a chillar

- Déjame verlas - replicó más por compromiso que porque verdaderamente le interesara el tema

- Son preciosas, no tienes ni idea de cuánto me contó conseguirlas sin tener que gritar que eras tú mi prometido, seguro así me las hubieran dado más fácil - la pelirroja parloteaba a su alrededor pese a su dolor de cabeza, el ardor de sus ojos y su creciente irritabilidad, no dormir, siempre le afectaba en demasía

Su celular timbró llamando su atención, y salvándole del "amor de su vida"

- ¿Hola?

- Soy Neville, Harry, es hora de regar el cedro blanco - a penas pudo escucharle con todo el ruido de fondo, parecía que miles de cacerolas eran aventadas de un lado a otro - por cierto, estaré allí semanalmente para verificar que todo vaya bien con él, excelente, ahora debería pagar la salud de la estúpida planta

Tarde se giró cuando Ginny tocaba una de las tímidas hojas del cedro, quien descargó una intensa ráfaga mágica, arrojándola unos cuantos metros, corrió tras su novia, verificando que solo le había hecho un corte en el dedo, dispuesto a lanzar el cedro por la ventana se aproximó, pero al fijarse, allí no había nada más que tierra, la buscó con la mirada un par de veces más, pero nada, solo tierra, unos segundo después volvió a emerger, como si se hubiera escondido, de su furia o de la pelirroja, eso no importaba, aquello lo dejó maravillado, solo entonces consideró como ser vivo a la planta

Tomó su debido frasco de poción y siguiendo las instrucciones la regó, a sus espladas Ginny lo observaba detenidamente, ambos en silencio, después de todo la dichosa planta si servía para algo, hacer callar a Ginny, sonriéndole con algo de afecto se despidió de ella, antes de ser arrastrado por la pelirroja hacia la oficina de organizaciones "cereza amorosa" la cual sería la encargada de organizar la boda.

Dionysus (HARCO) EN HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora