Día 7: Apoyo

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“¿Blue?” Abrió la puerta trasera, buscándola impaciente. No quería que estuviera sola después del funeral y se maldijo aun más cuando solo la perdió de visto en lo que fue a preparar el té. “¡Blue!”

La vio abrazando sus rodillas, llorando en las escaleras de la piscina, totalmente vestida y destrozada.
Yellow arrojó la taza, se quitó los zapatos y la chaqueta corriendo hacia ella. Blue negaba repetidas veces encogiéndose en su lugar con el maquillaje completamente corrido y su largo vestido negro ahora aún más pesado jalando de ella. La rubia la tomó entre sus brazos acercándola lo más que podía a la orilla. “Oh, mi amor….”

Besó su frente aferrándose a ella, completamente asustada de lo que pudo haber pasado, de que si daba un paso más al fondo… de si su vestido la atrapaba, le pesaba demasiado o si ella no la hubiera alcanzado a ver.

“Aquí la escuchaba reír… intentaba hacernos reír… aquí… juntas.” Sollozó contra su pecho, ella apretó los labios bajando por su espalda, acariciándola reconfortantemente. “Le enseñé a nadar… a cantar… ella nos cantaba aquí, Yellow…”

Las lágrimas bajaron por sus mejillas entonces, sintiendo su dolor tan claro como el agua en la que estaban.

“Está bien, mi amor, aquí estoy contigo, no te dejaré.”

“Ella nos dejó… ella se fue… nuestra hija se fue.” Volvió a sollozar con más fuerza, desgarrándole el alma con su llanto.

“Ven, por favor, estás fría… déjame llevarte adentro, cariño.” Murmuró angustiada. La morena negó destrozada.

“Aquí le gustaba estar a ella…” Susurró con la garganta entrecortada. Yellow no dijo nada, solo buscó el cierre y como pudo la sacó del vestido finalmente, dejándolo flotar libremente por el lugar.

Suspiró sacando el aire que no se dio cuenta retenía entonces, estrechándola entre sus brazos de nuevo. Abrazando la frágil y vulnerable figura que tanto amaba sufrir.

“Aquí estaremos entonces…”

“No puede estar todo el tiempo con su niñera.”

“Bien, bien, es mi turno de cuidarla.” La tomó en lo alto, la pequeña pelirroja aplaudió risueña cuando cambió de brazos. “Te apoyo con Pink, ¿Feliz?”

“Mucho.” Sonrió ella acercándose para besarla, la niña entonces se removió quejándose de la falta de atención y del apretado espacio en el que quedó.

“Pero…” Volvió a pasársela reajustándose la toalla. “¿Puedo cambiarme primero?”

Ella reviró los ojos saliendo con Pink de la sauna, la pequeña hizo un puchero hasta que vio a sus juguetes y gateó por su dinosaurio para jugar con su mamá.

“¿Tiene mucha energía hoy?” Yellow sonrió robándosela sin más, la subió a sus hombros caminando hacia el patio, escuchándola reír.

Blue se recargó en la puerta, observando a su pequeña caminar apenas con sus regordetas piernitas para regresar la pequeña pelota que su esposa le lanzaba. Sonrió con ojos cristalizados al ver tal conmovedora escena.

Cuánto amaba a su familia.


Entró a su hogar que permanecía en tinieblas, la rubia suspiró encendiendo la luz del pasillo y las posteriores, pasando por el primer retrato en grande que se veía en la sala imponente, de ellas tres, cuando todo estaba aún bien. Yellow caminó hacia la sala, siendo el único lugar con movimiento en la gran casa.

“Seré madre.”

“No es mío.” Levantó las manos con inocencia. Blue reviró los ojos arrojándole una almohada.

Bellow Diamond Week 2019Where stories live. Discover now