// 17 //

24 4 0
                                    

= En algún lugar de New York =

Con el café en la charola de cartón con el logo de una cafetería cerca de aquí donde mi caminata era lenta y con precaución dirigiéndome a la oficina de mi jefe. El sonido de mis tacones al caminar resonó por aquel largo y sombrío pasillo de color blanco. Las puertas de metal que impedía ver que era lo que había detrás de ellas.

Niños...

Esos niños que han estado encerrados durante días y famélicos, sus sollozos casi inaudibles me hicieron mirar esas puertas cada una señalada con apodos. Mire una en específico la cual era diferente a todas las demás, esta parecía más higiénica y lujosa esa puerta era el cuarto de una "niña" la cual yo conocía.

Al llegar a esa puerta de madera toque un par de veces. El "adelante" de tono serio se escucho atrás de la puerta, abrí y el señor Woods se encontraba sentado en su silla de ruedas detrás de su escritorio con sus manos entrelazadas encima de su escritorio.

- Señorita Williams, que gusto verla de nuevo --su tono "educado" me hizo sonreírle sarcásticamente--.

- Su café, señor --puse dicha bebida enfrente suyo, él la tomo agitándolo levemente para dar un sorbo, dejo salir un suspiro al terminar-- Bueno con permiso.

Iba a girar la perilla de la puerta cuando al pronunciar mi nombre de manera firme me detuvo.

- ¿Eva, donde esta la niña? --pregunto dándole otro sorbo a su café, su pregunta me tomo por sorpresa pensé que se había olvidado de esa niña en estos tres meses que pasaron-- ¿Dónde esta ella, Eva?

Repitió, gire sobre mis talones para encontrarme con su mirada verdosa la cual era amable. El señor Woods se comunicaba con la mirada y su mirada "amable" era en realidad una fulminante o una fría.

Ya te jodiste Eva...

- ¡Cállate! --al notar que lo dije en voz alta me tape la boca con mis manos. Esperaba un regaño o una burla de parte del señor Woods pero fue todo lo contrario, su mirada se cambio a una fría. Quería explicaciones--.

- No vas a hablar, Eva. --su voz firme me hizo bajar la mirada al suelo mirando mis pies-- ¿Dónde está Annaisha Wolferd?

Su voz severa me hizo mirarlo, no era buena idea hacerlo enojar no quería volver a ese lugar otra vez, no esta vez. El me hizo una seña para que me sentara en una de las sillas enfrente de su escritorio, eso hice y aclare mi garganta.

- Señor, Lizzie y su familia se a mudado a otro lugar me es muy difícil encontrarlos todavía, pero no se preocupe ella...

El café hirviendo calló sobre mi rostro y pecho haciéndome soltar un chillido. 

- ¡Escúchame bien, Eva! Es tu última oportunidad, Eva, encuentra a esa niña y a mi hija. ¿Ya sabes que pasara sino lo haces verdad?

No dije nada.

- ¡Contéstame!

Asentí con mi cabeza varias veces.

- Bien. Ahora bonita lárgate y regresa a tu jaula --su voz tomo un tono pícaro lo que me hizo darle una mirada de odio--.

Sali disparada de esa oficina entrando a dicha habitación lujosa y higiénica llena de comodidades y muy espaciosa. Me mire en el espejo de cuerpo completo, la blusa abotonada de color blanco que ahora era café claro y se pegaba a mi pecho. Mi maquillaje corrido y mi cabello húmedo con algunos mechones pegados a mi rostro. Tome un respiro y exhale cerrando mis ojos, al abrirlos me mire en el espejo y mis quemaduras sanaban lentamente.


|| D, A, L ||


Dylan Wolferd.

Lizzie...

Ella daba en definitiva su último abrazo a su hija quien lloraba en su hombro evitando que se fuera. Esas lágrimas que contagiaron a Lizzie quien no se soltaba de ella, al besar su cabeza la bajo al suelo y se puso a su nivel.

- Ann mi cielo, no llores, volveré pronto --limpio sus lágrimas y luego las de su hija-- Además te quedaras tu sola la oficina de mami, eh. Ahora tu serás mamá -ella trataba de hacer sonreír a su hija--.

- Pero no será lo mismo sino te veo dentro de ella y yo ser tu será muy difícil ya que nadie puede imitar a la maravillosa madre que eres. 

Esas palabras hizo que Lizzie la volviera a abrazar mientras lloraba. Yo luchaba por no llorar, a pesar que serian solo tres días los que ella se iría se sentía como si fuera un hasta nunca. Lizzie fue la persona que le da la felicidad a esta casa y arriesga todo para nuestra comodidad y que se vaya de esa forma tan repentina me a tomado por sorpresa.

- Bien. Tranquila, me verás en la televisión mientras patino ¿si? --Ann asintió con la cabeza-- Mi cielo, te quiero demasiado, cuídate mucho.

- Sí, mamá.

Lizzie le sonrió y se levanto para acercarse a mi.

- Dylan...lo siento muchísimo, pero si se...--la interrumpí, fue muy descortés pero necesita saber que estaremos bien--.

- Lizzie, cariño, tranquila estaremos bien --hable dándole una mirada amable--.

- ¿Estás seguro? Sino ahorita voy por dos boletos más para que me acompañen --hablo preocupada--.

- Sabes que no podemos Lizzie --tome sus manos y bese su dorso-- Cariño, vete tranquila, yo me haré cargo.

- Dylan...

- Dime, linda.

- ¿Te he dicho que te amo? --se acerco y me quito mis gafas como era de costumbre--.

Alce una ceja divertido.

- Ahora me imitas --mi voz era burlona--.

Ella rodó los ojos. Yo reí.

- Solo cállate --y con eso se despidió de mi con un beso y como era de costumbre acunaba mi rostro y lo acariciaba al separarnos--.

- Te amo,Lizzie.

- Te amo,Dylan.

Fue lo último en salir de sus labios para después salir por la puerta de madera para esperar pacientemente su regreso.


Lizzie Woods F.

Al subir al taxi mire por la ventana del mismo nuestra casa, esa casa con sus luces encendidas y patio de enfrente tan hermoso. Donde dejare solos a mis dos seres que ame, amo y amare siempre. El taxi avanzaba y perdía de vista dicha casa al perderse de mi vista una notificación sonó en mi celular, lo mire y vi que era de Dylan.

Amor mío:

Esperare pacientemente el regreso de la chica rara dentro del avión :)

Buen viaje preciosa.

Sonreí ante ese mensaje y mire por el vidrio de atrás y pude ver a Dylan en la calle, él hizo una reverencia y se despidió agitando su mano en el aire. 

- Nos vemos pronto, joven Wolferd...










La chica rara dentro del aviónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora