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Lizzie Woods F.

Perdida...

Es como estaba mi mirada al observar por las ventanas del avión. Alison me acompañaba a mi lado izquierdo con su cabeza apoyada en el respaldo del los asientos mientras dormía. Sentada estilo mariposa sobre mi asiento coloque mi laptop para así recibir una videollamada  de parte de Dylan.

Él apareció en la pantalla con su característico cabello desordenado y sus gafas realzaban su atractivo rostro. Al fondo se veía la cocina con un ambiente sombrío, al verme sonrió mostrando su blanca dentadura.

- Buenas noches, Lizzie --al escuchar su voz de nuevo, mi corazón se acelero violentamente provocando que sonriera como idiota--.

- Hola Dylan --hable amablemente, por la pantalla veo como mira a una esquina sonriendo para volver a mirar a la cámara-- ¿Cómo están?

- Eso te lo debo preguntar yo, preciosa --yo solo sonreí bajando la mirada, avergonzada--.

- No sabes como amo que hagas eso --miro otra vez a la cámara, confundida mientras sonreía-- Cada vez que te doy un halago te avergüenzas y bajas la mirada con un leve sonrojo, te ves tierna.

Sonreí.

- No contestaste mi pregunta, Dylan --le aclare--.

- Y tu cambiaste el tema --veo como me mira con arrogancia-- ¿Acaso te molesta que te diga lo hermosa que eres?¿O que eres lo mejor que me a pasado? Y que cuando llegues a casa te abrazare con todas mis fuerza para nunca más soltarte.

Solté un suspiro de enamorada y negué.

- ¿Sabes que hay personas que están escuchando todo lo me estas diciendo?

- Lo sé. Pero dudo que estén despiertos y si alguno lo esta quisiera que se entere de lo mucho que amo a la mujer que esta a través de esta pantalla quien ahora esta conteniendo sus lágrimas de felicidad.

Estaba en lo cierto. Limpie con la manga de mi suéter las lágrimas que terminaron saliendo de mis ojos mientras rodaban por mis mejillas. Cuando mire a Dylan vi como me miraba con amor  sonriéndome, algo que provoco que le respondiera de igual manera limpiando nuevas lágrimas escapadas.

- Estamos bien, Lizzie. Esperando tu regreso lo cual demorara horas --contesto finalmente a mi pregunta--.

- Llegare más rápido de lo que crees --hable amable guiñándole un ojo--.

Veo como sonríe negando.

- Esta bien Lizzie con que nadie salga lastimado.

- Me encargare de ello, lo prometo.

|| D . A . L ||

Dylan Wolferd.

Con Lizzie de vuelta con nosotros volvía a sentirme completo. Han pasado dos semanas desde su regreso donde al llegar de nuevo a casa tanto Ann como yo nos lanzamos a ella para abrazarla. Ella preparaba el desayudo de cada fin de semana, lo cual como siempre estaba delicioso.

Al terminar de desayunar como era de costumbre salimos en familia, abrigándonos bien antes de partir. Ya en el auto encendí la calefacción y colocamos canciones en piano. 

Las favoritas de los tres.

Como era de esperarse Ann y Lizzie las cantaban y yo las escuchaba cantar. Comenzó a sonar una canción a lo que Lizzie le brillaron los ojos de felicidad, a lo que comenzó a cantarla ella sola. Sus manos las movían en compás con la música.

Al terminar de cantar, Ann celebro felicitándola por cantar bien. Lizzie solo se giro hacia atrás para besar la frente de su hija. 

- ¡Fue increíble! --hable con efusividad-- ¿Quién te enseño a cantar así?

- Nadie. Solo seguí el ritmo de la música y me exprese de esa manera -- aclaro sonriéndome--.

- Cantas muy bien. Hace mucho que no te escuchaba cantar-

- No exageres, cariño. A pasado solo año y medio.

- ¡Es mucho tiempo para mi! --alce la voz un poco mientras reía junto a Lizzie, ella solo beso mi mejilla--.

- Prometo cantar junto a ti, si tu prometes tocar el piano.

- Lizzie --la reprendí--.

- Sin excusas --me aclaro severa--.

- Bien. Lo prometo.

Ella chillo y me dio otro beso en la mejilla.

Retome el camino hacia el centro comercial donde pasaríamos un fin de semana familiar.

|| NEW YORK ||

Blanca...

Es como estaba la habitación donde estaba encerrada. Sentada y conectada a una silla de metal es como yo estaba. Me sentía débil mi cabello largo y pelirrojo caí a los lados de mi rostro donde estaba con una bata larga de hospital. La puerta se abrió para dar paso a Edrick quien era empujado por Freddie. Atrás de ellos cinco hombres con batas de color negro.

- ¡Eva! --grito enérgico el señor Woods, recargando sus codos en los posa manos de su silla, yo como pude le di una mirada fulminante-- Mírate primor, te ves de la puta mierda.

Le levante mi dedo corazón. Él me miro indiferente.

- ¿Por qué tanto odio hacia mi? --toco su pecho fingiendo dolor-- Como sea, estos caballeros experimentarán contigo --señalo a los hombres atrás de él--.

Hijo de...

--Pudrete Edrick... --hable molesta entre dientes--.

Él rió a carcajadas igual que sus acompañantes. Él se acerco a mi rostro y empezó a contornear mi rostro con su dedo.

- ¿Sabes cuantas veces e escuchado eso toda mi vida?

Su tono pícaro y mi mirada fría hacia él luchaban. Solo quite mi rostro para evitar su toque.

- Mi hermosa Lizzie me lo recalcaba a diario. Ella ya no me veía como una figura paterna, esa chica tan jodidamente hermosa me odiaba a muerte.

Se alejo de mi y dio un suspiro mientras miraba el techo blanco con luminarias potentes.

- En pensar en su hermosa figura hace que me ponga tan....

No le di tiempo para terminar. Como pude me safé del agarre de mis manos para darle un golpe haciendo que girará su cabeza.

- ¡Es tu hija imbécil! --espeté con odio-- Si ella estuviera aquí te...

Ahora fue mi turno de sufrir, me fue inyectado con fuerza una sustancia desconocida.

- Minessota, Eva. Encuentra a mi nieta Annaisha Wolferd --fue lo único que escuche de sus labios para cerrar mis ojos tornandose mi visión oscura--.




Los quiere: Gabriela 💖🎊









La chica rara dentro del aviónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora