Capítulo 7

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Abro los ojos lentamente y me incorporo en la cama. 《Demonios, siento como si una manada de elefantes hubiera pasado por todo mi cuerpo.》 Me froto las sienes porque siento punzadas en mi cabeza. 

Doy un repaso al lugar donde me encuentro… Está muy oscuro, lo único que ilumina el lugar es una tenue luz proveniente de una pequeña lámpara sobre un escritorio. Enciendo otra luz que está sobre la mesa de noche. Me paso las manos por la cara para despejarme del todo y me doy cuenta de que no estoy en mi cuarto. Automáticamente se me acelera el pulso y entro en pánico. 《¿Dónde estoy?》, pienso.

Vuelvo a mirar el lugar tratando de adivinar donde me encuentro y veo una silueta sentada en un rincón. Esta se levanta y se mueve lentamente hacia mí. Sólo cuando está a unos cortos metros distingo de quién se trata. 

—¿Cómo te sientes bella durmiente? 

—Como la mierda —le respondo llevándome las manos hacia las sienes nuevamente— Mi cabeza es un maldito tambor. 

—Toma esto, —Ryan me ofrece una pastilla y un vaso de agua que estaban sobre la mesita de noche— te aliviará el dolor. 

Hago lo que me dice. Qué bien sienta cuando el agua fresca pasa por mi garganta. No me había dado cuenta de la sed que tenía.

—¿Qué pasó? Y… ¿Dónde estamos? —pregunto confundida. 

Ryan se sienta a un lado mío en la cama.

—Después de ayudar a Derek, te desmayaste y como no despertabas, te trajimos a casa. Esta es su habitación.

《Voy recordando de a poco》

—Lamento no haberlo detenido antes de que perdieras el conocimiento —dice bajando la cabeza.

—Tranquilo, lo importante es que lo hizo.

—Y no te imaginas lo que le ha costado. Es difícil controlarse con la sangre humana y más si llevas mucho tiempo sin beber. Pero no es mal tipo aunque tenga cara de amargado todo el día —dice medio riendo. 

—¿Dónde está él? ¿Se encuentra bien? —le pregunto atropelladamente. Me vuelve a entrar el pánico. 

—Tranquila, que hay Derek para rato. Estuvo todo el día aquí contigo esperando a que despertaras, odiándose por lo que te pasó. Estaba tan insoportable que lo mandé a comprarte comida, así se despejaba un poco. Para convencerle tuve que jurarle tres veces que no me movería de tu lado.

Una sonrisa se asoma en mi rostro. 

—¿Qué hora es? 

—Las diez de la noche.

Creo que Ryan notó mi cara de terror porque vuelve a hablar rápidamente.

—Le mandé un mensaje a tu mamá diciendo que te quedarías con tu amiga Sophie. Espero no te moleste que haya agarrado tu móvil. 

—Oh descuida, gracias. 

—Oye, Emma… —me dice mirándome a los ojos— ¿por qué lo hiciste?

—¿Qué cosa ? —pregunto, aunque sé de qué me habla.

—Ayudar a Derek… No sé, se me hace extraño que una humana que apenas se entera del mundo Nocturno se deje morder para salvarle la vida a alguien que casi no conoce. No todo el mundo lo hubiera hecho, o eres muy buena persona o estás demente.

Río con eso último.
 
—Sinceramente no lo sé, solo sentí que debía hacerlo. No me importó que fuese un Nocturno, no podía dejarlo morir y no me arrepiento —capaz sí esté algo demente.

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