Capítulo 23 Derek Pov

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DEREK:

Despierto y el cuerpo me duele como la mierda, como si una manada de elefantes me hubiese pasado por encima. Me siento lentamente y llevo las manos a mi cabeza la cual palpita generándome un dolor horrible. Miro a mi alrededor, me siento desorientado ¿Que hago tirado aquí afuera?
Ni bien cruza esa duda por mi mente, los recuerdos comienzan a reproducirse en mi cabeza como si de una película se tratase.

—¡Mierda! —Maldigo antes de ponerme de pie a toda velocidad. No me importa lo dolorido que está mi cuerpo, necesito cambiarme e ir a buscar a Ryan.

Una vez listo salgo prácticamente corriendo y subo a mi camioneta, ignorando las punzadas de dolor.
 Acelero y voy a toda velocidad por la carretera, lo que menos me importa es cometer alguna infracción, ya que en estos momentos lo único que necesito es llegar a mi casa lo antes posible. 

 No me preocupo mucho en estacionar bien el vehículo, apago el motor, salto de la camioneta y entro a casa.

—¡Ryan! —Grito al mismo tiempo que enciendo la luz. Al no obtener respuestas vuelvo a gritar su nombre, pero nadie responde.

—¡Diablos! —digo frustrado tirando de mi cabello, bajo mi mano al bolsillo de mis vaqueros y saco el móvil para marcarle, suena, suena, suena y me envía al buzón. 
Al tercer intento fallido, vuelvo a tomar mis llaves y salgo de la casa maldiciendo. Pongo en marcha  mi camioneta y me encamino hacia el restaurante donde trabaja mi mejor amigo.

Ya había anochecido y mi cuerpo estaba casi completamente curado para cuando cruzo la entrada del lugar, camino a pasos acelerados sin prestarle atención a la recepcionista que se encuentra junto a la puerta (ya me conoce) no habrá problema, pero antes de que pueda llegar a la barra una chica se cruza en mi camino haciendo que frene de golpe para no llevarla por el encima. 
Hecho una furia estoy a punto de mandarla a la mierda pero al ver de quién se trata me detengo y cierro mis ojos unos segundos para maldecir por dentro y pedir por favor que en estos momentos la tierra se abra en dos y la trague.

¿Los demonios del más allá complotan en mi contra o que carajo?

—Hola Derek —saluda con una vocecilla que me irrita al instante. Sé que me saluda solo por ser amable, lo que en realidad quiere es saber si su amiga está aquí conmigo. 

Respira Derek, sé amable. Tú puedes.

—Hola Sophie, ¿Cómo estás? —Le devuelvo el saludo con la mejor sonrisa que puedo lograr en estos momentos. 

—Bien, ¿Han vuelto ya? —pregunta dudosa.

—¿Eh?  —Es lo único que logro articular. Por su cara deduje que ha notado que no le estoy prestando la más mínima atención. Mis ojos no dejan de escanear el lugar en busca de una mata de pelo rubio. 

—¿Qué si han vuelto ya de la playa ? —Vuelve a preguntar ahora con una nota de fastidio.

—¡Oh! Eh.. sí, sí hace un par de horas. 

—Pensé que se quedarían varios días, ¿Que sucedió? 

Dios es igual de molesta que una maldita mosca. Improvisa, improvisa...

—Un amigo me llamó con un problema, por lo que tuvimos que volver. Necesito encontrarlo, trabaja aquí.  —Explique sin prestarle atención. Espero que comprenda la indirecta y me deje en paz de una buena vez.

Hago el intento de seguir mi camino pero me vuelve a frenar. 

¡Demonios! Si no fuera la mejor amiga de Emma la haría desaparecer en este preciso instante.

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