EXTRA

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Siete años después

Ichigo estaba en la cocina cortando verduras, mientras Rangiku cuidaba de los niños.

Que rápido pasaban los años.

Siete años al lado de ese maravilloso hombre, Haru estaba por cumplir ocho años, Hiromi tenía cuatro años.

A sus treinta y dos años era pleno y feliz.

Hiromi entró a la cocina vestida con su pequeño mandil, con una inocente sonrisa estiró sus bracitos para ser sostenida. Rangiku entró y la ayudó a sentarse en la pequeña isla infantil de la cocina, mientras la ayudaba a pelar manzanas.

Mientras picaba zanahorias, suspiró, las casa estaba silenciosa sin sus constantes peleas con Uryu, quien ya estaba realizando sus prácticas profesionales en el hospital familiar, aquel adolescente ya era un hombre muy apuesto de veinticuatro años, con un futuro prometedor, se rio ante el recuerdo que le vino a la memoria, cuando le leyó la cartilla a la primera novia del adolescente, Uryu era su bebé grande.

Media hora después, llamó a todos al comedor, un cansado y ojeroso Ryuken bajó las escaleras, a sus cincuenta y tres años, parecía haber rejuvenecido, seguía manteniéndose en forma y sólo mejoraba con el transcurrir del tiempo.

— Estofado, delicioso — Ishida besó al peli naranja y agachándose besó su abultado vientre de seis meses —hola precioso, has incomodado a papi hoy — habló al bebe quien patio en respuesta a la voz de su padre, estaban todos en la mesa comiendo, cuando el timbre sonó, Ichigo se paró y caminó tan rápido como su enorme panza le dejaba y se tiró a los brazos del joven frente a él y beso sus mejillas.

— Ya basta "madre" — se quejó Uryu quien venía acompañado por su prometida.

— ¿Que acaso no puedo abrazar a mi hijo mayor? —

— ¿Eso que huelo es estofado?—habló Karin entrando y siendo tirada al suelo por sus pequeños cuñados

— Mamá cocinó para ti – dijo la niña

— Sabía que vendrías, siempre que le duele la cabeza dice que es por culpa de Uryu y así supo que hoy vendrían – dijo el niño

— Mamá siempre me culpa de sus dolores de cabeza –Uryu dijo mientras se servía comida

Ichigo sonrió y tomó la mano de Ryuken

— Gracias por esta hermosa familia – besó a su esposo

— Gracias a ti, por darme una oportunidad – le besó de nuevo

— Iuuuu- dijeron ambos niños

Todos en la mesa estallaron en risas de felicidad.

EL OTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora