Temo miro a ese idiota. Y lo único que pudo pensar en ese momento fue que a él le gustaban los chicos de pelo chino. Y no es que tuviera algo que ver con que ese patán tuviera precisamente el pelo rizado, no. Claro que no. Solo le recordó.
Mirando la novela de las seis y media junto a Diego, Temo se permitió pensar más en ese chico. Y no por razones con segundas intenciones, el solo quería encontrar un defecto y poder odiarlo con ganas.
Como lo menciona anteriormente, el chico tiene el pelo rizado, y varios rulos caen por su frente, un poco alborotado y rebelde. Es alto y sus piernas son largas al estilo deportivo, es de piel morena atractiva.
Esperen, atractiva no. Llamativa, sí.
Mucho mejor.
Temo negó con la cabeza y se puso de pie, no era necesario pensar en ese chico, le cayó mal y si algo ha aprendido en esta vida es a tratar de ignorar a las personas que no le agradan, así que era momento de dejar de pensar en él y retirarse a su casa.
— Ya me voy, mi mama me va a regañar si llego tarde —le dijo a Diego.
Diego ni se inmuto y solo le dijo bye con una seña de mano y sin dejar de mirar la novela, Temo se despidió de su abuelita y salió de la casa rumbo a la suya. Por mera curiosidad, se atrevió a mirar un poco la calle y observó que seguían jugando al futbol. No quería admitirlo, pero simplemente observó a aquel chico y se volteó rápidamente para seguir su camino.
Se puso la gorra de su chaqueta y metió las manos a los bolsillos pues estaba un poco fresco.
Uh-ah, una pelota le pegó en los pies. Justo cuando regresó su mirada a la calle, ese chico estaba corriendo hacia él, todos los demás detrás de él, lo miraban. El chico no dijo nada, solo lo miró por unos segundos, tomó la pelota y se retiró de nuevo a la calle.
Pudo haber dicho lo siento.
— ¡lo siento muchacho! —gritó el chico de Carlota, el acosador, detrás de él.
Temo solo se encogió de hombros y siguió su camino.
ⒶⓇⒾⓈⓉⒺⓂⓄ
— Carlota está aquí. ¿vas a venir? preguntó Diego.
— Si —respondió Temo —mi madre se está cambiando, solo voy a esperarla.
Diego colgó sin decir adiós y Temo solo rodó los ojos. Salió de su cuarto, justo cuando su madre salió de su dormitorio.
El camino a casa de su abuela fue en silencio como usualmente lo era. Cuando dio vuelta en la esquina para llegar a su destino, soltó un suspiro ruidoso cuando se dio cuenta que la calle estaba invadida por chicos jugando al futbol y, quiso pensar que —por el amor de dios, que los que están jugando con una raqueta a los lejos no sean Carlota y Diego.
Para su desgracia, Carlota corrió al coche de Temo y lo sacó a rastras para llevarlo a jugar con ellos. Temo se encogió de hombros una vez más al pasar por en medio de la multitud, quien esta vez, pararon la pelota sin quejas. Y le llevó muchísimo esfuerzo no observar al de pelo chino que estaba como portero, del otro lado de la calle.
— Mateo está jugando con nosotros —Lota soltó escandalizada.
Temo la miró expectante y un segundo después soltó un bufido que fue más para evitar la risa que se le quería salir al ver a Carlota demasiado emocionada por un chico que solo había visto tan solo dos veces. Al parecer, le gustaba Mateo a la chica.
Temo solo suspiró una vez más y se unió a ellos para jugar.
Casualmente, la pelota de los chicos que estaban jugando futbol al otro lado de la calle, se dirigía siempre hacia ellos, y casualmente siempre hacia Temo. Y, casualmente siempre era el de pelo rizado quien iba por ella, incluso aunque su posición de portero era del otro lado de la calle.
—Aristóteles, ten más cuidado ¿no? —soltó Mateo, el acosador, justo cuando al parecer quien era Aristóteles estaba recogiendo la pelota justo en los pies de Temo.
El de pelo chino, ni siquiera miró a Mateo y soltó una risita por lo bajo sin despegar la mirada de Temo.
Esperen... ¿Aristóteles? Temo se mordió el labio inferior para no soltar una risa y ofender al chico.
¿Quién se llamaba Aristóteles? ¿Lo estaban choreando?
Miró al de pelo chino una vez más, pero esta vez con una sonrisa en su boca, que al parecer Aristóteles confundió para él, sin embargo, Temo no se arrepintió puesto que Aristóteles sonrió para él también.
Y Temo pensó que Aristóteles era un patán pero tenía una sonrisa muy bonita.
Amigos, voten o comenten pa saber si les esta gustando esta mierda que ando escribiendo :c
que tengan bonita noche! <3
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Paper Cuts ↠ ARISTEMO
RomanceEl tiempo transcurre muy deprisa, mientras pasamos nuestras vidas ocupados, vivimos cada día haciendo solo las cosas que podemos hacer ahora. Pero cuando cierro los ojos siempre estás a mi lado. Aquellos días en los que parecía que habíamos olvidad...