4. Aristóteles

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— ¿puedo unirme? —Temo escucho detrás de él.

Dio media vuelta intentado no pensar en porque esa voz era tan bonita. Aristóteles estaba detrás de el con una sonrisa y sin embargo estaba mirando a su hermano Mateo. Como si estuviera pidiendo permiso.

Mateo sin embargo miró a Diego y después a Temo. Temo solo se encogió de hombros con indiferencia y eso fue el indicativo para Aristóteles a unirse al juego.

Aristóteles asintió satisfecho y pasó por un lado de Temo guiñándole un ojo. Temo soltó aire y puso cara de molestia.

Esta coqueteando.

Diego miró a Temo y le alzó las cejas, Temo solo rodó los ojos y se unió al juego tratando de no mirar más a Diego para ignorar sus burlas. Estaba seguro que en las próximas semanas iba a estar escuchando a cada rato a Diego echándole carrilla con Aristóteles.

Tiempo después de unieron más chicos que vivían en la misma calle, Temo cada vez se sentía más incómodo pues no los conocía y él siempre era así con la gente nueva.

Tenía una tendencia a hacer el ridículo frente a la gente nueva.

Es una maravilla que no haya hecho el ridículo frente a Aristóteles.

Temo corrió tras la pelota de futbol, estaba cerca de la portería, así que intentó patearla, pero alguien llegó por un lado y lo empujó haciéndolo caer al piso, sintió un dolor en el brazo y cuando miró hacia arriba viendo a su agresor, solo miró una cara desconocida, no conocía la chico y tampoco lo había visto antes, ni siquiera sabía a qué hora se había unido al juego.

Temo se agarró el brazo, mientras todos corrían hacia él.

— Lo sien...

El chico desconocido intentó disculparse que alguien más lo empujó e interrumpió sus sinceras disculpas, el chico se veía realmente arrepentido.

— ¡a ver si tienes más cuidado para la próxima! —le gritó Aristóteles.

Se veía realmente enojado. Temo lo miró boquiabierto. ¿Qué mierda estaba haciendo?

— Estoy bien —dijo, mientras Mateo lo ayudaba a levantarse.

— Dije que lo sentía —el otro chico le dijo, se veía sorprendido por la agresividad de Aristóteles —¡ha sido un accidente!

— Tus "lo siento" no van a curarle el brazo, ¡míralo! —Aristóteles estaba rojo.

Temo volteo a ver su brazo y miró un raspón en la parte baja de su codo y otro más en su muñeca. Uno era superficial pero el de la parte del codo tenía sangre y tierra revueltos. Tragó saliva viendo sus heridas. Tendría una marca por mucho tiempo.

— Estoy bien —dijo Temo, pero todos lo ignoraron.

Todos los chicos que estaban jugando futbol, estaban reunidos en una bolita viendo el arranque de Aristóteles con el otro chico, nadie decía nada, y absolutamente todos miraban con un poco de sorpresa y confusión a Aristóteles

— ¿Qué te pasa, Aristóteles? ¿es tu novio o que pedo? —le preguntó el otro chico con cara de pocos amigos, pero sin malicia. El chico se veía más sorprendido que enojado.

— No, no es mi novio, si fuera mi novio ya te hubiera partido tu madre, cabron —respondió.

Temo abrió los ojos aún más sorprendido. El chico tenía razón, ¿Qué le pasaba a Aristóteles? Aristóteles se iba a acercar al chico, pero Temo lo interrumpió. Ya estaban llamando la atención demasiado y no quería que pasara a otro nivel esta estúpida situación.

— Aristóteles —murmuró Temo, afortunadamente Aristóteles lo escuchó, se giró a verlo, de inmediato el enojo paso a segundo plano cuando miró su brazo.

— Tienes que curarte eso — le respondió, acercándose rápidamente a Temo.

Aristóteles le toco el brazo para verlo con más detenimiento, acarició alrededor de su herida, y luego alzó la mirada hacia Temo, él no podía dejarle de quitar la mirada de encima, Aristóteles se veía preocupado. Sentía su corazón latir fuertemente dentro de su pecho.

Esto no es bueno...

— Ven, iremos a mi casa, tengo un botiquín para curarte.

Temo se sentía tonto cuando fue jalado gentilmente por Aristóteles, giró su mirada hacia Diego quien estaba sonriéndole, Mateo miró a Diego y luego se giró a ver a la parejita y sonrió también, todos los demás se miraban un poco en shock, y no sabía si era por el arranque de enojo de Aristóteles o porque se había caído y su herida estaba un poco fea o porque estaba siendo jalado por un Aristóteles preocupado.

Cualquiera de las opciones no quería saberla.

Al final eso de "es una maravilla que no haya hecho el ridículo frente a Aristóteles" ya no tenía validez alguna. 

Paper Cuts ↠ ARISTEMOWhere stories live. Discover now