Capitulo 03.

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"¿Acaso estás haciendo lo mismo que ayer?"

Cupido iba siguiendo a Layna en los aires, manteniendo distancia para que no notará que la seguía. Está no tomo ningún tipo de medio de transporte, por lo que dedujo que no debía ir tan lejos.

Luego de un rato, la pelirroja se detuvo en un restaurante y entró en el ¿Acaso iba a comprar comida? Cupido bajó hasta el suelo y ocultó sus alas, se ubicó en una esquina agachado para mirar el interior del lugar desde los cristales, por suerte podía escuchar desde ahí.

Había perdido a Layna de vista, no encontraba rastro de ella en el interior de ese restaurante, le dio una vista panorámica al lugar, o al menos a lo que podía ver de este desde su sitio, aún sin encontrar a la pelirroja. Arrugó las cejas, extrañado, estaba seguro de haberla visto entrar.

Por un momento creyó que se había vuelto loco, o simplemente su vista estaba fallando, hasta qué la vio salir del fondo del lugar, su cabello en una desalineada coleta y vistiendo un típico delantal de mesera.

Así que ella no había ido a comprar comida, si no que trabajaba ahí...

Tuvo algo de vista a su calzado, notando que eran... ¿Zapatos altos? Vio esto como algo fuera lugar, muy fuera de lugar, pues ella iba corriendo por el restaurante atendiendo a las personas ¿Porqué tendría que usar tacones?

Ignoró este detalle y se quedó ahí, viéndola por un buen rato...

~~~

Layna corría de un lado a otro, tomando la orden de las personas. Ser mesera en un restaurante que estaba lleno todo el tiempo no era un trabajo fácil, y menos si te hacían usar tacones altos, y no era sólo a ella, si no a todas las mujeres que trabajaban en ese lugar.

Esto se debía a la temática del sitio, la cuál era bastante rara, pero también ciertamente exótica. Servían comida de varios países latinoamericanos, eso era de las cosas que más llamaba la atención del restaurante, haciéndolo uno de los restaurantes más visitados de la ciudad, y para hacerlo más atractivo, lo llenaban de gente guapa, con el cabello excelentemente peinado y un uniforme impecable. Los tacones eran más que nada para qué las chicas se vieran aún más femeninas, también tenían que ir con un buen maquillaje, nada de delineados mal hechos ni cejas mal pintadas.

Pero a Layna... A veces le costaba un poco cumplir con todas esas reglas, a penas y podía llevar los tacones todos los días.

Hoy su cabello estaba echo un desastre, el tiempo no le había dado para darle un buen planchado y disimular todas esas ondas que tenía su cabello. Intento disimularlo con una coleta de caballo, pero pequeños cabellos no dejaban de salirse, haciendo que se viera desalineada. Y el maquillaje... Ni siquiera había tenido tiempo para hacerse uno de esos elaborados maquillajes que le exigían llevar todos los jodidos días, a penas alcanzó a aplicarse algo de labial rojo, el cual por accidente se había salido un poco de sus labios, dejando una línea que llegaba hasta el mentón...

No le extrañaría recibir un regaño del supervisor.

—Layna, ya puedes tomar tu descanso! —Gritó una mujer desde la caja registradora.

La pelirroja suspiró aliviada al escuchar eso, en lo qué se dirigía al baño para quizás arreglarse un poco, una de sus compañeras la tomó del brazo.

—¿Qué te pasó? ¿Quieres que John te mate? —La pelinegra habló entre dientes para disimular, claramente refiriéndose a como se veía.

—¿Qué? —Fue lo único que pudo pronunciar. —¿Él vino hoy? —Preguntó mirando a los lados en busca de este.

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