Epílogo

844 125 23
                                    

-Empuja más fuerte, cariño.

-Si empujo más fuerte se me saldrá la vejiga.

-De acuerdo, solo muévete más a la derecha.

-Vale, lo tengo.

-¡Wow! ¿Qué está pasando aquí?

Eloise nos sobresaltó a los dos y por poco se nos cae la caja encima, miró la escena con una sonrisa que después se tornó en un ceño fruncido.

-¿Qué haces tú ahí? Venga hazte a un lado, yo ayudaré al inútil de mi primo.

-Oye, no se estaba esforzando, solo me ayudaba a mover la caja hasta aquí, el mensajero debería llegar pronto.

-Entonces James se va -se mordió el labio- que lástima, me caía bien.

A mi también, estuvo dos semanas más en mi sofá luego de que Jamie y yo nos reconciliáramos, y una noche decidí que sería una triste existencia solo tenerlo ahí, así que subimos una foto suya en internet y le conseguimos un buen hogar: una actriz de videos para adultos iba a adoptarlo, acordamos enviárselo en primera clase. O sea por la misma paquetería que lo había traído aquí, no había recuperado ni la mitad de lo que había pagado por él pero no me importaba, necesitabamos más espacio en mi piso.

-Fuiste un gran compañero -Jamie le dio unas palmaditas a la caja- espero que te traten bien.

-Somos un tercio de raros -dije divertida mientras ellos finalmente empujaron la caja fuera del piso, ahí en medio del pasillo donde la había visto por primera vez y donde todo comenzó.

-¿Y ustedes están listos también?

-Las maletas ya están en el vestíbulo, tenemos los pasaportes en el bolso, las bolsas para el vómito, dos cajas de mentas y tres barras de chocolate.

-Suena a que estamos listos para montarnos en un avión.

El elevador se abrió de nuevo y un chico apareció con un carrito con llantas para llevarse a James, vi casi con nostalgia cuando las puertas se cerraron y él desapareció.



-Lo voy a echar de menos -dije cuando nos acomodábamos los tres en la fila de asientos del avión- podía hablar en voz alta todo el tiempo y sentía que me escuchaba.

-Puedes hacer eso conmigo -Jamie me apretó la mano antes de abrocharme el cinturón. -Además no te juzgaré por estar medio loca.

-Me amas así -fruncí la nariz y me gané un beso ahí.

-Es cierto, mucho.

-Oh por favor no soportaré todo el vuelo hasta Francia con ustedes así -mi amiga sacó sus auriculares del bolso- voy a conectar esto y no me enteraré más.

-No le digas entonces que habrá una horda de hombres ansiosos esperando por conocer a una guapa americana en mi restaurante -murmuró Jamie en mi oído.

-Por eso solo empacó un montón de faldas y su vestido para la inauguración tiene el escote hasta el ombligo.

-¿Y tú porqué no elegiste uno así? -alzó una ceja divertido.

Él sabía bien porqué no lo había hecho así que le di un puñetazo en el estómago de forma juguetona y luego tuve que pararme a toda prisa para ir al baño antes de despegar. 

Francia nos recibió con un clima cálido y una tarde soleada, Jamie tenía un piso diminuto de dos habitaciones donde nos instalamos, él se fue de inmediato para ir a supervisar todo y Elo y yo aprovechamos para descansar antes de prepararnos para el gran evento; había una larguísima fila esperando por ser los primeros en probar el menú del precioso lugar con una ubicación maravillosa, había fotógrafos y reporteros también, estaba sorprendida porque, después de todo, Jamie sí que era una celebridad. Entramos y nos acomodamos en una mesa especial antes que todos, luego las personas invitadas tomaron sus lugares y se apresuraron a mirar los menús especiales de aquel día, las copas de vino iban y venían, los aperitivos comenzaron a repartirse y exclamaciones de gusto creaban una sinfonía al lado del trío de cuerdas que ambientaba esa espectacular noche.

Jamie apareció unos minutos después, se veía impecable e imponente con su ropa de Chef de cuisine, todo mundo guardó silencio expectantes a sus palabras: primero habló en Francés, no entendí nada así que me desconcertaba cuando la gente se reía, luego siguió hablando y me señaló, lo interpreté como un gesto para acercarme y así lo hice, todas las miradas estaban sobre mí, al llegar a su lado me rodeó por la cintura para después dejar un beso en mi sien.

-Esta noche tan especial no estoy agradecido solo porque Douceur es una realidad para mi, también lo es porque me acompaña esta bellísima mujer a la que le debo la inspiración de lo que probarán esta noche -hizo una pausa, por fin hablando en mi idioma, para pasar el nudo en su garganta y otro se formó en la mía-. Amor mío, gracias por la oportunidad que me diste y por hacerme un hombre tan feliz, pero sobre todo te estoy agradecido por la vida que llevas dentro de ti, esa vida que creamos juntos.

Las personas que entendieron sus palabras soltaros grititos de alegría, las copas chocaron, los violines comenzaron a tocar de nuevo y  sin casi darme cuenta Jamie puso una rodilla sobre el suelo y sacó un precioso anillo de su bolsillo para colocarlo en mi dedo.

-¿Vas a dejarme ser tu muñeco por el resto de nuestras vidas?

-No dejaría que fuera de otra forma.

Un beso selló nuestra promesa, los aplausos no pararon ni los flashes de las fotos, mis lágrimas se mezclaban con las suyas y aquella dulce noche, mi muñeco finalmente se volvió real por y para siempre.


Muñeco|Relato|DamieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora