Primero

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10:58 - 11:00 Lavarse los dientes

11:05 - 11:25 Música relajante y una copa de vino

11:30 - 5:30 Dormir

No había tiempo para un orgasmo, ni para la llamada telefónica que estaba teniendo en ese momento.

-Necesitas un descanso con urgencia, mirar más allá de las ventanas de tu despacho y ocho horas de sueño seguido.

Mientras escuchaba a su amiga hablar sin parar miraba su agenda electrónica buscando una fecha para programarse ocho horas de sueño, en siete meses tenía una junta a las diez de la mañana, así que programó ocho horas de sueño.

-Lo haré pronto, ahora Elo, me estás retrasando para tomar mi copa de vino, además dormiré sin lavarme los dientes.

-¡A eso me refiero! No tienes nada de tiempo libre, utilizas cada maldito segundo de cada instante para hacer algo específico, ¿programas también tus citas así?

-Por supuesto que no -hacía más de un año que no tenía una cita.

-Eso es porque no tienes tiempo de conocer a nadie, estás desperdiciando tu vida por una empresa.

-No desperdicio mi vida -pero estaba desperdiciando tiempo, así que tomó su copa de vino y abrió el computador- solo soy muy profesional en el trabajo.

-¿Cuántas hora trabajaste esta semana?

-No lo sé -si lo sabía, su agenda sumaba 62 horas- sé que a veces me excedo un poco.

-¿Un poco? Tenemos una salida programada en siete semanas con horario definido, ni siquiera le concedes minutos de más a tus amigos.

Mientras su amiga seguía hablando ella tecleó en google: mujer trabajadora soltera empoderada sin tiempo necesita sexo, puse el filtro para evitar resultados pornográficos y luego de un montón de artículos de Cosmopolitan apareció algo interesante.

¿Necesitas un hombre siempre a tu disposición? Tiempo y horario flexible: tu propio muñeco.

Abrió el vínculo que de inmediato mostró una página de ventas pero no era como amazon o e bay... eran personas de plástico.

-...le rompiste el corazón a Jerry por eso, el pobre no se ha recuperado.

Mientras Elo seguía llamando comenzó a leer la página con detenimiento: eran muñecos de silicona tamaño real, grandes, con tacto de piel... y fines sexuales, mayormente.

Eso era lo que necesitaba, el compañero ideal que no interrumpiría su agenda, no tendría que salir a cenar con él y podría satisfacer sus necesidades.

Pinchó en comprar.

Se abrió un formulario para formar a su muñeco ideal, desde color y largo de cabello, textura, color de piel, color de ojos, pecas, barba, orejas, perforaciones, cantidad de vello en pecho, musculatura, el tamaño de su...

-Y así son las cosas, cuando lo entiendas por fin, te darás cuenta que puedes ser una mujer importante y feliz al mismo tiempo.

-Lo sé Elo -no recordaba nada de lo que le había dicho mientras seleccionaba la forma de la barbilla de su futuro juguete- voy a darme más tiempo para cosas importantes.

-Por tu bien espero que así sea -ella suspiró- te dejo ahora, es tarde y deberías ir a dormir ya.

-Eso haré -ya le había robado dos minutos de sueño- descansa Eloise.

-Tú igual, hasta mañana.

Se dejó el auricular en la oreja mientras terminaba de elegir y llenaba su pedido con los datos bancarios, al final había un último espacio en blanco para ponerle nombre a su futuro amigo, no se le ocurrió nada así que miró al rededor: Sanders, William, Diego, Carson, Louis, Jerry... no, ningún nombre de sus ex la convencía, miró en su mesita de noche el libro que estaba leyendo, Cincuenta sombras de Grey de E.L James.

James.

Tecleó las cinco letras y su compra estuvo hecha.



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Bienvenidas a un nuevo relato.

Sé que suena extraño, quizá demasiado, pero espero que al final valga la pena.

Muñeco|Relato|DamieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora