Capítulo 6: Verdad.

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Alejandro tenía la mirada clavada en el blanco del techo de su habitación. Estaba agotado, pero no podía dormir por obvias razones que mantenían su mente ocupada, divagando sobre soluciones poco razonables que de intentarlas solo lo llevarían a más problemas. 

Dejó escapar un suspiró pesado, recostandose sobre su costado derecho, únicamente para ver la silla donde hacía unas horas había estado sentado Martín. El matrimonio aprovechó la seguridad que Alemania había logrado para mantener alejado a Alfred, yendo a su casa a comer adecuadamente, así como atenderse de algunos asuntos de estado, al igual que Cuba.

Ahora Alejandro estaba sólo en la habitación de hospital, donde la luna apenas e iluminaba el lugar. Todo parecía tranquilo, afable, pero eso únicamente lo ponía más ansioso. 

En un intento por calmarse se puso a recordar lo que había hecho ese día, el cómo le había negado el alta Edel pues necesitaba seguir reposando, las sonrisas aliviadas de sus hermanos, sobre todo de Martín quien al parecer se había pasado todo ese tiempo cuidándolo, pero después recordó esos ojos morados: Fríos, imponentes, profundos. Eso era Rusia para México, una perfecta combinación de un país gélido, lleno de historia, guerras e intervenciones y a causa de esas circunstancias lleno de profundidad., Pero, ¿Qué era Iván para Alejandro? 

Chasqueó la lengua con molestia. Se suponía que se había puesto a rebobinar su aburrido día para quedarse dormido, no para ponerse filosófico sobre otra nación. 

Se sentó sobre su cama, dejando escapar un pequeño gemido de dolor y sobo su nuca queriendo liberarse de la pesadez que lo agobiaba. Sus orbes esmeraldas repasaron de nuevo la habitación, el mueble para guardar ropa a unos metros de la cama, la puerta, las paredes blancas. A su lado una mesita de noche y al lado de esta una ventana completamente cerrada. Alejandro se puso de pie y se tambaleó enseguida, cayendo sobre sus rodillas dejando escapar un quejido. Había estado tanto tiempo postrado que sus piernas había perdido fuerza, pero sin darse por vencido se apoyó en la cama intentando aferrarse para levantarse. Ya que su cuerpo era un tanto distinto al humano logró levantarse unos momentos, caminando rápidamente y con torpeza, presuroso por aferrarse al borde de la ventana, lográndolo. 

El moreno luchó por mantenerse de pie para ver por lo menos unos segundos al intemperie. Extrañaba ir con libertad a donde quisiera, extrañaba su casa, a su gente. Lo único que seguía ahí era la hermosa luna levantada sobre el cielo estrellado. 

Su mirada fue descendiendo hasta llegar a donde se suponía estaba el jardín donde paseaban de vez en cuando a los internados y entonces se percató de una silueta alta, fornida, cuya piel brillaba bajo la luna. Justo ahí estaba Iván quien al parecer había estado viendo lo mismo que él. 

Para México, Rusia siempre parecía estar a la defensiva, siempre al tanto del movimiento de los demás con una imperturbable sonrisa esbozada en los labios, manteniendo una fachada como un témpano de hielo. Era triste si lo pensaba, pero igual de triste era fingir una sonrisa, así como haría una flor en pleno invierno. Aún que si lo pensaba, los girasoles siempre parecían sonreír a cualquier clima, siempre con esperanza, buscando incansables el sol. Si lo pensaba mejor Iván era como un girasol, siempre anhelando años mejores, buscando un sol, esperanza. 

Tal y como lo imaginaba el mexicano, Rusia se giró a buscar la mirada que le acechaba sin esperar encontrarse con la mirada esmeralda del menor. Alejandro al verse descubierto dio un pequeño respingo, pero luego sonrió divertido por la mirada sorprendida del mayor al verlo de pie detrás de la ventana donde se suponía que no debía estar. 

— "Mira, sin manos" —. Dijo demasiado marcado para que el mayor leyera sus labios y justo después se soltó dejando sus manos suspendidas a los extremos de sus rostros moviéndolas de manera graciosa y posteriormente se cayó. 

Iván por otra parte había estado pensando en su confrontación con Alfred, así como en la mirada aterrada de Alejandro al haber dudado. El eslavo no podía imaginarse la situación tan horrenda en que debía encontrarse, pues en cuanto saliese al mundo a encarar sus problemas las personas lo señalarían, algunos a favor y otros en contra. Seguramente se sentiría humillado en cuanto se enterara que todo el mundo se había enterado de esa terrible noche, que sus problemas conyugales se habían vuelto públicos y ya que el lema del mexicano siempre era: "La ropa sucia se lava en casa" Rusia sabía que montaría en cólera. 

Rusia pensaba en eso justo cuando se giró ligeramente irritado por una mirada que llevaba ya tiempo sobre él. Así que se giró para confrontarlo, topándose justo con el chico de sus pensamientos y se sorprendió de verlo tan pronto fuera de cama pese a su situación y al leer sus labios negó con una sonrisa divertida en sus labios. 

No se preocupo por el mexicano, no porque no le importará, pero sabía de sobra que México era una nación resistente, pero ese era precisamente el problema con el menor: Lo resistía todo hasta que no podía más, en lugar de imponerse, pero tampoco podría incriminarlo pues él en sus tiempos de niñez había sido peor. El albino se quedó de pie por sí Alejandro volvía a asomarse, pero al pasar el tiempo se dio cuenta que quizá una enfermera lo había oído y le había obligado a volver a la cama y por primera vez en la soledad del jardín sonrío con ternura. 

— "Buenas noches" —. Dijo con suavidad, moviendo de igual manera sus labios antes de llevarse sus manos a su gabardina para ir al hotel donde descansaba. 

Alejandro al caer sobre sus rodillas había tirado algunos dulces de su mesita de noche, pero no se preocupo por ello. Sus orbes verdes descansaron sobre sus manos, mientras su mente se empeñaba en conmemorar la sonrisa divertida de Iván. Está vez su mirada se movío hacía el girasol que reposaba cerca de la ventana y en la pequeña oscuridad interrumpida por la luna se fue sincero con él como no lo había hecho en años. Fue sincero sin estar frustrado, enojado o triste, se fue sincero por el solo placer de darse calma. 

Alejandro no amaba a Iván. Llevaba tiempo alimentar ese sentimiento y tampoco podía gustarle de una forma amorosa. No porque no quisiera, más bien por su propio bien pues había salido de una relación increíblemente tóxica y su corazón necesitaba tiempo para sanarse y dejar ir un singular número de dolorosas experiencias, su corazón había olvidado lo que era el amor en realidad, pues lo suyo con Alfred había sido una enfermiza obsesión, así que necesitaba tiempo, tiempo para sí mismo, tiempo para su gente, tiempo para recuperar tiempo perdido y esta vez aprovecharlo adecuadamente. 

Alejandro, así como México no tenían tiempo para aferrarse a un amor sin pies ni cabeza. Tampoco lo querían debido a sus duras experiencias, pero si querían a un amigo, necesitaban uno. México admiraba a Rusia y a Alejandro le gustaba la fortaleza de Iván y eso bastaba ¿Para que bastaba? No lo sabía, pero era suficiente para anhelar el mañana y soñar con que mejores días vendrían, bastaba para ser un girasol y buscar el sol y así, de ese modo ser feliz... 

Se hubiese levantado o hecho el intento, pero una enfermera entró en la habitación al escuchar el ruido y ahogó un gemido de sorpresa al verlo en el suelo. Lo riñó con educación y lo ayudó a recostarse de nuevo y Alejandro se sintió inspirado al notar como una mujer por mucho más pequeña y delgada había logrado dominar la técnica para ayudar a los pacientes. 

La vio unos segundos antes de sonreírle al estar recostado sobre su cama y está dejó escapar un delicado suspiro para devolverle su sonrisa. Alejandro le pidió que dejase la ventana ligeramente abierta y cuando se marchó sus ojos le pesaron. Las cosas apenas empezaban, pero ya estando más tranquilo se quedó dormido.  




|| ¡Hola preciosa, hermosa, bella, buenísima gente que me lee! Se que me tarde en escribir el capítulo, pero me hallaba escasa de inspiración con muchos deberes y para serles sincera le perdí medio el hilo a la historia. En fin, muchas gracias por leer el capítulo que con tanto amor escribí para ustedes. 

Espero estar escribiendo con más regularidad para avanzar en la historia. Los quiero mucho y espero les guste el capítulo ¡Nos vemos pronto! ||

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