Capítulo 1: ¡Paciencia, Luisita!

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La historia comienza cuando Luisita y su familia consiguen sacar a Amelia del hospital militar y llevarla a su casa.

Estaban siendo días muy difíciles para Luisita. La tensión y el cansancio acumulados las últimas semanas habían sido demasiado para ella. A pesar de haber conseguido su objetivo, liberar a Amelia de los electroshocks y de su encierro, la pesadilla parecía continuar...

El reencuentro con su gran amor no había sucedido como esperaba...la vedette había estado muy fría y distante, y apenas había cruzado un par de palabras con ella...

- "Hola, mi amor...no sabes cuánto he esperado este momento...por fin estás en casa"- le susurró Luisita al oído.

- "Estoy cansada..."- dijo Amelia apartándose.

Sería algo normal, después de la pesadilla que había vivido, pensó la rubia.

La cosa no mejoró mucho los siguientes días. A pesar de que iba recobrando las fuerzas y el contacto con la gente, su actitud hacia Luisita seguía siendo igual...respondía de forma seca y cortante.

Una mañana, ésta decidió cambiar de estrategia y coger el toro por los cuernos...debía atacar con todo su encanto!!!

-"Holaaa cariño!!!- saludó Luisita a Amelia. –"Hoy he tenido una gran idea, nos vamos a Pedraza!...¿Recuerdas que te hablé de ese lugar? Aún lo tenemos pendiente...pero primero iremos al mercado a comprar..."- empezó a decir Luisita a la velocidad de la luz.

-"¿Qué?...¡espera!"- dijo Amelia haciendo que ésta le soltara la mano.

- " ...comprar fresas y champán y..."- continuó la rubia, haciendo oídos sordos a las palabras de la morena.

-"He quedado con Jesús"- dijo Amelia.

-"Bueno...no pasa nada...iremos cuando vuelvas"- dijo una desconcertada Luisita.

-"También quedaré mañana con Ana"- dijo firmemente la vedette.

-"Pues después de que vengas ya iríamos...no hay problema. Verás lo bien que lo vamos a..."

- "¡Para!"- le interrumpió. -"Todos me decís que empiece a salir, a volver a quedar con mis conocidos, pues eso voy a hacer...así que, por favor, Luisita, ¡no me agobies!"

-"Va..le"- dijo Luisita casi sin voz, mientras Amelia abandonaba la habitación.

Estaba claro que su plan no había resultado...y no era la primera vez. No pudo evitar acordarse de cuando, aún viviendo juntas en el piso de alquiler, había intentado animar a Amelia llamando a su madre a Zaragoza...

-"Puedes dejar de hacer eso, Luisita...puedes dejar de actuar antes de pensar...te dije que mi familia no es igual que la tuya"- dijo amargamente Amelia, marchándose del apartamento tras un portazo.

-"Lo...siento"- pensó Luisita, aún intentando digerir lo que había pasado.

Siempre igual, pensó...siempre metiendo la pata..."Madura, ¡Madura!, se volvió a repetir mentalmente.

La noche se le hizo eterna. La morena llegó de madrugada y a la mañana siguiente se había marchado muy temprano. Mejor, pensó la rubia...así podría reflexionar y tratar de tomar una decisión...antes de actuar...como le había recriminado su novia. Luisita se preparó el desayuno...pero ni un sorbo de café le entró.

El día también había sido duro para Amelia. Adoraba a su novia, pero en ocasiones le tenía que parar los pies...¡tenía que aprender a controlar su impulsividad! Solo deseaba acabar su jornada en el hotel y llamar a su madre para comprobar que estaba todo bien y que su padre seguía sin saber dónde estaba o lo que hacía con su vida, cosa que, por suerte, confirmó antes de volver a su pisito.

Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora