Amelia encontraba a Enrique muy simpático, además de atento y formal. Ya habían quedado un par de veces, aunque el insistía en quedar más a menudo, esta vez para cenar. Suponía que era lo correcto, lo que se hacía normalmente: conocer a un chico, quedar, empezar a salir...llevar una vida normal, donde nadie te señalara, te metiera en la cárcel o te llamara "inver..."
-"Hola, Amelia, llevo llamándote un buen rato"- dijo María, acercándose a la mesa donde estaba ésta tomando un café.
-"Ah sí, lo siento. Hola María. Dime".
-"Pues nada, que hoy no voy a estar en tu actuación, y tampoco Benigna. Luisita te puede ayudar con el vestuario mientras Gus está sirviendo copas".
-"Sí, claro, no hay problema. Iré un poco antes porque es un poco complicado de poner".
-"Sí, haces bien, además Luisi es un poco torpe y necesitará más tiempo para ayudarte".
-"No. Que va...ella es un sol"- dijo Amelia dejando escapar un leve suspiro.
Lusita llevaba toda la tarde muy nerviosa...¿por qué tenía que ser ella la que ayudara a Amelia? Que viniera el tal Enrique...después de todo, parece que últimamente no se despegaba de él. Además una de las veces quedaron en el Asturiano...casi se resbalaba con las babas que fue soltando al ver a la vedette...arggg
Amelia también llegó un poco atacada de los nervios al bar, debía de ser porque el espectáculo de esa noche era nuevo y el outfit algo complicado de poner.
-"Hola Luisi...¿vienes a ayudarme?"- dijo acercándose a ella.
-"Bueno...resulta que Gus va a venir más tarde y no puedo dejar la barra sin atender...te tendrás que vestir tu sola"- dijo mientras le caía una gota de sudor por la frente.
-"Uy...pero eso es imposible...sola no puedo. Y ahora ya es tarde para cambiar de número. Ahora mismo no hay nadie, es temprano, ¿Por qué no cierras en Kings el tiempo que tardes en ayudarme?"- suplicó la morena.
-"Bueno...supongo que eso sí lo puedo hacer".
-"Genial, eres la mejor"- dijo una Amelia más eufórica de lo normal, plantando un beso en la mejilla de la rubia antes de salir corriendo hacia el despacho.
Esto iba a ser más duro de lo que pensaba, se decía Luisita a sí misma.
Al llegar al vestidor Amelia estaba desnudándose detrás de la cortina.
-"Ya...estoy...aquí"- dijo una Luisita encendida como un tomate.
Amelia movió un poco las cortinas. Allí estaba la rubia, de lado y con los mofletes sonrojados...quizás debería haber aplazado el número a otra noche que estuviera María...sentía como el corazón se le iba a salir del pecho. Vamos, Amelia...se dijo...solo es una mujer, somos solo amigas...basta...cálmate...
-"Amelia, ¿estás bien? ¿En qué te puedo ayudar?"
-"Sí..claro...pásame las correas de cuero que hay encima de la silla. Son para rodearme el cuerpo y las tendrás que atar por detrás".
"Genial...sí...genial", pensó Luisita, mirando hacia arriba y suplicando que alguien desde allí le enviara algo de calma.
Amelia salió de detrás de las cortinas. La imagen era para quitar el hipo: su cuerpo solo estaba cubierto por un bikini de leopardo y su cabello rizado estaba suelto y salvaje. Luisita tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para mantener la mirada en los ojos de la morena.
-"Ahora me pondré de espaldas a ti y me irás pasando las correas, ¿sí?"
-"De acuerdo, lo que tú me digas"- dijo Luisita casi sin respirar.
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Un nuevo comienzo
RomanceLa historia comienza cuando Luisita y su familia consiguen sacar a Amelia del hospital militar y llevarla a su casa. A partir de este momento he creado una historia paralela a la telenovela sobre la historia de "Luimelia", y de cómo me hubiera gusta...