Capítulo 9: El socio inesperado y los celos

834 21 2
                                    


Al día siguiente Carol, una de las socias fundadoras del "Hasta luego" fue la encargada de mostrar el despacho de la revista a Luisita. Al principio el sueldo no sería muy alto, pero se podían conseguir incentivos si la venta aumentaba.

-"Me gusta el aire irónico y de crítica que tienen tanto tus caricaturas, Miguel, como los chistes ácidos de Álvaro. Así que, para no desentonar, he pensado en denunciar, en tono de sátira o de historias absurdas, la situación actual de algunos colectivos..."- dijo decidida Luisita.

Los compañeros de la revista ya estaban al tanto de su relación con la vedette. A decir verdad, raro sería si quedaba algún miembro del vecindario sin saberlo con lo poco disimuladas que eran a veces. En su caso no tenían ningún problema, pero la sociedad no había cambiado tanto...y las leyes tampoco. En esta ocasión le tocó a Carol actuar de abogado del diablo.

-"Debemos llevar cuidado, ya nos han cerrado la revista varias veces por tocar temas delicados y no nos podemos volver a arriesgar"- dijo en tono serio.

-"Sí, Miguel me dijo que lo habéis tenido complicado. No te preocupes, no seré nada directa, y el que quiera entender mi mensaje, lo entenderá, y el que no, el artículo parecerá que hable de otra cosa...Siempre me ha gustado jugar con los dobles sentidos, sugerir pero no mostrar claramente"- comentó la rubia.

-"Me gusta la idea"- dijo Álvaro. "De esa manera nadie nos podrá acusar de nada, siempre podemos decir que nuestra intención era inocente...y que si alguien entiende otra cosa es por su propio pensamiento".

-"La idea está bien...pero no es tan fácil de plasmar. De hecho no me imagino cómo se podría hacer"- siguió Carol.

-"He crecido con un abuelo comunista y algo rebelde que ha tenido que fingir en muchas ocasiones para no ser encarcelado por el régimen...además de con una hermana mayor que escribe panfletos políticos...sin olvidarme de las carambolas que he tenido que hacer para parecer una hija modelo"- dijo guiñando un ojo y soltando una sonora carcajada.

Los demás empezaron también a reírse...sin duda, les vendría bien este soplo de aire fresco.

Cuando a mitad de mañana y tras sus ensayos, Amelia se disponía a salir del teatro, vio entrar a Enrique en el despacho del director del Cleofás. Estaba claro que el amigo de su hermano hacía oídos sordos a lo que habían hablado en el hotel. Decidió esperarle en la salida para evitar más confusiones.

-"Hombre, Amelia, me habían dicho que ya te habías ido, me alegra que no fuera verdad"- dijo Enrique con una sonrisa de oreja a oreja.

-"Y yo creía que por las mañanas trabajabas para la empresa de mi hermano...".

-"Y así es. Aunque no te lo creas, estoy aquí por negocios. Simón, el director, es un viejo amigo de mi padre y ayer estuvo en casa. Tienes ante ti al nuevo socio del teatro. Me convenció para invertir y a él le viene bien para hacer reformas y ofrecer más calidad a los espectadores."

-"¿Desde cuándo te interesa invertir en el mundo del espectáculo? Tampoco entiendes mucho como funciona, es arriesgado, pones en peligro tu dinero"- dijo Amelia, tratando de sacar más información.

-"Para eso estás tú, ponme al día de cómo va todo esto, recomiéndame en dónde es mejor gastar el dinero para mejorar el negocio...de dónde podemos recortar para tener más beneficios".

-"Prefiero mantenerme al margen"- dijo Amelia con suspicacia. "Yo sólo quiero actuar y bailar frente al público, y hacerlo lo mejor posible".

-"Y así será. Haré que te conviertas en la vedette más famosa de Madrid...y luego de España. Al final, verás que el mundo se rendirá a tus pies...como yo"- dijo Enrique con ojos de enamorado.

Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora