28. DECÍDETE

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Adrien abrió los ojos al quitársele la venda, hallándose en una habitación pequeña de colores aburridos y monótonos, maniatado a una silla, y con un enorme y cegador reflector incandescente sobre él.

Como si fuera poco, cuatro jóvenes frente a él, de brazos cruzados y con una mirada fría y circunspecta. Cabello castaño y orbes olivo, repiqueteando el pie contra el suelo, impaciente. Ojos azules y hebras doradas, bufando con cansancio. Y dos de melena azabache, una de mirada parda e intensa que te eriza la piel y otra de ojos cerúleos y cristalinos, reflejando duda y temor ante la situación.

—Ah... Esto... chicas, ¿q-qué estoy haciendo a-aquí? —Mirando a todos lados, angustiado—. Es... Es una broma, ¿verdad...?

— Ya despertó, así que... ¿cómo resolvemos esto? —Inquirió la de coletas con indecisión—. No lo podemos tener atado por siempre... Esto... fue una mala idea...

—Calma. No podemos atarlo de por vida, pero si lo soltamos, lo más probable es que escape, y no obtendríamos lo que buscamos... —Añadió la de raíces japonesas, reflexionando en sus opciones—. Estamos buscando repuestas, Marinette, no una orden de arresto por secuestro...

— ¡Hey! ¡Chicas! —Prorrumpió Adrien, intentando llamar su atención—. ¡Estoy aquí!

—Pues... Si nos descubren, siempre podemos decir que era una mala broma... O un juego de "atrápame si puedes", ¿no? —Intervino la castaña con la primera mentira que se le ocurrió.

—Arg, Lila, eso no... —Negó Kagami, tomándose el puente de la nariz con frustración.

— ¿Hola? ¿Me escuchan? ¡Yo aún estoy atado!

—Bueno, bueno... —Descartando aquella idea—. ¿Y si lo dormimos, decimos que se desmayó de un susto o algo y que por eso lo trajimos aquí? —Propuso ya preocupada la de ojos olivo.

—Eso no suena para nada creíble... —Revoló los ojos la practicante de esgrima.

—Como todo lo que dice... —Intervino Marinette mofándose, a lo que la italiana la fulminó con la mirada.

— ¡Al menos yo propongo ideas! —Exclamó Lila de brazos cruzados—. No como otras... —Mirando fijamente a la rubia a su lado—. ¡Que se quedan sin hacer nada!

— ¡Oigan! Estoy haciendo algo de vital importancia... —Limando con esmero sus uñas—. ¡Mis uñas son mi vida!

—Chloe, ¡tenemos a alguien secuestrado aquí! —Gritó la franco-china frotándose las sienes—. ¿Y lo único en lo que piensas es en tus uñas? —La aludida no respondió, tomando una actitud arrogante hacia la aspirante a diseñadora de modas.

—Parece que soy invisible... —Bufó con cansancio el blondo.

—Es inútil... —Dijo en un tono cantarín la joven Rossi—. En fin, comeré algo de lo que trajo Marinette hasta que ustedes se decidan...

La tez bronceada se dirigió a una pequeña mesa de aquella nefasta habitación, donde en una bandeja se hallaban manjares de todo tipo: galletas, macaroons, baguettes, croissants, un quiché... De todo un poco. Eso atrajo de inmediato la atención del rubio, mirando embelesado aquellos gustosos manjares, haciéndosele agua la boca.

«Quiero probar esos pedacitos de cielo... »

Tan concentrado estaba en aquellas golosinas y delicias, que pasó por alto la acalorada discusión que estaban teniendo las cuatro jóvenes, que no lograban decidirse en qué hacer con su rehén.

— ¡Eso no funcionará, Kagami! ¡Propón una buena idea!

— ¡Como si las tuyas fueran mejores, rubia oxigenada!

JULIO MULTISHIPP [Drabbles y oneshots]Where stories live. Discover now