Capítulo 18

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Taehyung abrió la puerta de la azotea sintiendo el aire refrescante revolver su cabello, se sentía ahogado dentro, respiro profundo dejando que su tensión se liberara de su pecho, no podía evitar preocuparse por lo que sucedería en tan solo unos minutos, tenía miedo que todo se descontrolara y terminara provocando una tragedia.

Pero a su vez no podía lidiar con la idea de que esos hombres allá abajo eran los principales culpables de casi todos los males que atormentaban al mundo, por culpa de esas personas jóvenes sin el correcto amparo terminaban en las drogas o ensuciándose las manos trabajando para ellos.

Sentía ganas de llorar al saber que por culpa de esos hombres mujeres inocentes eran secuestradas y arrancadas de sus hogares para venderlas como mercancía u obligarlas a prostituirse hasta más no poder o personas confundidas podían conseguir fácilmente un arma para encontrar equívocamente y de la peor manera una solución a sus problemas.

Esos hombres allá abajo eran la causa de la sociedad podrida en la que vivían y deseaba tener el poder de hacer algo para detenerlos sin que nadie saliera herido pero sabía que sería idealista y terriblemente ingenuo el creer aquello, odiaba la idea de tener que verlos a la cara e imaginar todo el dolor y sufrimiento que habían provocado para estar allí, para ser llamados irónicamente lideres o jefes.

Apoyo su frente derrotado contra una de las paredes y lloro amargamente porque él no quería esto, él no quería involucrarse en nada de ello pero tampoco darle la espalda así sin más, se sentía tan confundido, pensaba en Lisa, en su desgarradora historia y la multiplicaba por millones a todas las demás víctimas de ese cruel y despiadado mundo sin poder entender porque todo eso tenía que pasar, ¿Por qué existían personas tan malvadas capaces de hacer lo que fuere con tal de conseguir dinero o poder? era algo que no podía comprender.

Sus hombros temblaban al igual que sus labios, sus manos estaban apoyadas a los lados de su cabeza para mantenerse en pie, sus ojos fuertemente cerrados no podían retener sus gruesas lagrimas ni su garganta sus quebrados sollozos, su mente se retorcía en busca de una repuesta sin solución porque sin importar lo que hiciera ni la decisión que tomara este día nada cambiaría allá fuera.

Porque no importaba quien tomara el mando o quien estuviera en el podio el mundo seguiría siendo un lugar hostil y terrorífico donde siempre los más perjudicados serian los inocentes quienes pagarían las consecuencias de las ambiciones de otros a quienes probablemente ni siquiera conozcan o hayan visto alguna vez.

Taehyung estaba tan asustado, preocupado y angustiado que no había sido capaz de notar que había estado siendo vigilado desde que puso un pie en la azotea y rompió en llanto, no hasta que la persona hablo, -¿un mal día?... salto en su lugar y busco rápidamente la ubicación de la desconocida voz, tuvo que refregar sus ojos con el dorso de su mano bruscamente para despejar su vista de las lagrimas y poder visualizar a la persona parada a unos cuantos metros lejos de él.

Trago saliva y se quedo completamente inmóvil viendo al hombre alto y de cabello negro que estaba con su hombro apoyado en la misma pared que él pero dio un paso hacia atrás alarmado cuando este metió una mano en el interior de su saco,... tranquilo no pretendo hacerte daño, le dijo mostrándole un pañuelo de fina tela azul y se acerco lentamente para dárselo.

El rubio miro la mano extendida del hombre desconfiadamente y luego posó la vista en su rostro para estudiarlo, tal vez lo más inteligente seria correr y esconderse pero se había prometido no volver hacerlo nunca más y gritar por ayuda probablemente provocaría una pelea que no quería iniciar así que opto por solo tomar el pañuelo y esperar lo mejor.

El hombre le sonrió satisfecho y lo miro detenidamente por un momento,... es un placer conocerte finalmente Kim Taehyung.- el menor abrió sus ojos comprendiendo que esto no era un encuentro casual, -¿vas a matarme?- se despego de la pared y le hizo frente al hombre que le llevaba al menos media cabeza pero si iba a morir se dijo que no quería hacerlo como un cobarde.

EL MERCENARIO | HopeVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora