Sormik Week 2019 [Fanfic]

Day 3

Los días pasaron lentamente para los chicos más jóvenes de la aldea. Desde su última salida de caza, no había planeado una nueva excursión pues esta no había terminado muy bien para el albino. Lo que fue causante para que el abuelo se volviera más serio con el entrenamiento de Mikleo. El anciano se enfureció mucho por lo descuidados que fueron y por eso ahora el de ojos amatistas estudiaba exhaustivamente sus artes místicas. Pues el hombre sabía que negarle sus tan preciadas aventuras sería algo imposible, así que lo primero era que Mikleo aprendiera a conocer y controlar el maná de su cuerpo con total seguridad antes de hacer uso del poder de la sanación, ya que cada tipo de daño necesitaba de un cuidado diferente, aquellas artes requieren de mucha precisión lo que no era tarea fácil de dominar. Por ello el abuelo decidido que era hora de que Mikleo se dedicará a dominar sus poderes por completo, así situaciones como la que vivieron en su día de cacería no volverían a ocurrir.

Y mientras el serafín de agua se entregaba a sus entrenamientos a Sorey le enseñaban conocimientos humanos, los cuales eran más que necesarios para el día en que interactúe con el mundo exterior. Y nadie mejor para entregar dichos conocimientos que el abuelo, que ha vivido más de años de los que los jóvenes pudieran imaginar. El hombre era la mayor fuente de conocimiento sobre la tierra, así que para Sorey era un honor que este le enseñará.

Y de la noche a la mañana, su ritmo de vida cambió totalmente. Ya no pasaban el rato leyendo libros o saliendo por los alrededores de la aldea, e incluso las tareas cotidianas de la aldea ya no la hacían juntos. En esos días ambos se dieron cuenta de lo incómodos que se sentían al estar sin la compañía del otro...Era como si hubieran perdido una parte importante de sí mismos.

Todo era diferente cuando estaban solos. Desde pequeños todo lo hacían juntos, todo lo compartían juntos y todo lo disfrutaban juntos. Tal vez sea porque son los únicos jóvenes en aquella aldea, pero para Sorey no era lo mismo pasar el rato con el abuelo o con Shun, o incluso Ed que era más joven. Claro que se divertía con ellos, pero no disfrutaba de cada minuto, no era la misma sensación que compartía con Mikleo. Y para el albino era la misma situación, sin embargo, no tenía momento para afligirse por eso. Este debía aprender tanto como sea posible de Lawrence y Agatha, quienes le enseñaban cómo usar sus poderes.

De golpe los dos estaban adquiriendo nuevas responsabilidades, la cuáles desearían terminar cuanto antes y regresar a sus días tranquilos donde salían a buscar ruinas o reliquias de tiempos antiguos, pero por lo visto no ocurriría pronto.

Esa mañana Sorey despertó cuando el sol ya había salido e iluminaba esplendoroso con sus primeros rayos de luz. Al fin tenía un descanso y quería aprovecharlo para salir... pero en cuanto pensó en ello se desanimó casi de inmediato, pues sabía que Mikleo no podría acompañarlo. Así que el chico decidió que lo mejor sería dedicar ese tipo libre a limpiar su casa. Aunque limpiaba de forma regular, últimamente no había podido ser muy diligente con ello.

Mientras se alistaba tras desayunar percibió un sonido que ya se le hacía familiar.

-¿Tan temprano han comenzado hoy?-inquirio para sí mismo en voz alta saliendo de su casa para asegurarse de sus conjeturas.

Al abrir la puerta vio como Mikleo y Lawrence, tenían un duelo de entrenamiento. Con un suspiro se deslizó por el marco de la puerta hasta quedar sentado en el piso. Sentía tanta envidia al verlos. El chico humano también quería estar ahí y ayudar a Mikleo con los entrenamientos, sin embargo, le habían excluido de todo ello. No podría entrenar con el albino hasta que esté sea completamente consciente del uso de sus artes. Pero observar de lejos tenía sus puntos favorables para el castaño, podía ver cómo ambos serafines ejecutaban sus poderes y deslumbrarse con ellos, aunque ante sus ojos sólo Mikleo le parecía bello, realizaba sus movimientos con elegancia y seguridad, no había duda en sus acciones y mucho menos en su mirada.