La destrucción de una trilogía del jefe de tríada

Capitulo 2: El primer paso hacia la destrucción.

Envenenado por una bala recubierta de azúcar, el punto de partida de mí tratando de corregir a Cheng Yong Kang no fue realmente nada bueno. Una persona mala que quiere hacer cosas buenas haría que alguien muriera riéndose. Sin embargo, existe el llamado dicho: la basura de un hombre es el tesoro de otro hombre; Las cosas que son malas para Cheng Yong Kong, pueden ser buenas para los demás. De esto atraje una molestia que me llevará por el camino equivocado por el resto de mi vida.

Un domingo fui a buscar compañeros de clase para jugar. Cuando pasé por Lantern Lane, vi a Cheng Yong Kang acosando a su hermana mayor. Por supuesto que no dudé y subí para alejarlo de su hermana con una mano.Y luego lo pateó en el trasero. Cheng Yong Kang comenzó a aullar de inmediato.

Fue un gran error de cálculo. Había olvidado que el lugar era su puerta de entrada. Muy rápidamente, su llanto atrajo a esa vieja madre gallina. Era fácil tratar con Cheng Yong Kang, pero esa vieja madre gallina de su familia era alguien con quien no podía tratar en ese momento.

Hay un dicho que dice: "Tu cabeza puede ser cortada, tu sangre puede fluir, pero tu honor debe mantenerse". A pesar de que mi poder se quedó corto, todavía resolví enfrentar a la vieja gallina. La escena fue muy caótica ese día. Comenzamos lanzándonos insultos el uno al otro y luego golpeándonos, ninguno de los lados ganó al final.

El resultado final del evento fue que terminé con una hermana menor adicional. Fue porque cuando la vieja madre gallina y yo estábamos peleando y lanzándonos insultos el uno al otro, sin pensarlo mucho, yo, muy heroicamente, hice un anuncio exagerado, diciendo que iba a llevar a esa chica a casa para criar. Esa desvergonzada y vieja mamá gallina, simplemente, despreciablemente, se agarró a esa abertura y no la soltó, decidida a que trajera a esa chica a casa. Y por el maldito supuesto honor de los hombres, con la nariz ensangrentada y la cara hinchada, traje a casa al hijo de esa mujer.

Cuando llegué a casa, mi aspecto miserable atrajo a la abuela y a la madre por su "tesoro querido" de inmediato. Mientras papá, como siempre, arrugó las cejas y preguntó: "¿A quién provocaste esta vez?"

Agarré a la chica que se escondía detrás de mí y la empujé frente a todos, "¡Quiero que la adopten!", Y luego les conté todo lo que les había sucedido con todo detalle.

La abuela y la mamá reaccionaron como se esperaba; Mientras estaban de mi lado, abrigaban dudas sobre la adopción de esa chica. En cambio, fue papá quien, por primera vez, no me regañó. Él relajó las cejas y me alabó: "Buen niño, lo hiciste bien. Un hombre cumple su palabra. Nuestra familia lo adoptará. Papá irá a completar el papeleo mañana.

La abuela y la mamá querían plantear su objeción, pero papá las hizo a un lado, "En el pasado, cuando no debías haber ido con él, siempre estabas ciego. Finalmente, el niño muestra signos de benevolencia. No está permitido estrangularlo. Además, ¿cuál es el problema de criar a otro hijo? Es solo una gota en el cubo. No es que nuestra familia no pueda darse el lujo de criarla. Se ha decidido.

Así, bajo la insistencia de papá, esa niña vino a vivir a nuestra casa. Poco después, papá resolvió los documentos de adopción y conseguí una nueva hermana menor.

Cuando Mei Mei (hermana menor) vino por primera vez a mi casa, era la imagen dividida de alguien que acababa de salir de un campo de refugiados. Tenía el pelo completamente seco, atado en una coleta desordenada. Un par de ojos enormes estaban en su carita seca y amarilla. Al igual que ET, siempre tenía un poco de miedo, encogida y sin atreverse a mirar a la gente. Quién sabe cuántos años había usado la ropa en la espalda, ni siquiera se podía saber cuál era el color original. Era un bulto gris, muy estirado sobre su cuerpo. La mitad de sus codos y piernas estaban expuestos. Era toda piel y huesos con rayas moradas en ella. Mamá dijo que parecían marcas de ser golpeados.