Capítulo 1. Y Quizá Único.

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Cuando mi abuelo murió quería un cigarro. Pensé comprar uno... O la cajetilla completa.

No importaba.

Lo que sí importaba era... ¿Cómo me escurro del velorio para que mi abuela recién enviudada no me vea fumar y llorar?

Bueno. La respuesta fue sencilla.

No compré un solo cigarro. En cambio me compré 50 pesos de saldo.

Para poder hablarte. Pará saber que hacías. Y ver si eso era interesante o al menos para distraerme.
Porque incluso con todo el dolor alrededor yo estaba estática.
No lloraba como mi tía. No gritaba como mi madre. No me quedaba viendo a un punto fijo de la nada como mi abuela.

Me movía. Y me movía hacia el OXXO más cercano solo para ver si quería un cigarro o un mensaje tuyo.

Mismo nivel de toxicidad. Decadencia en diferentes puntos.
El cigarro en promedio tardaría mucho en matarme. Hundir mis pulmones.
Ennegrecerlos. Y asfixiarme.
Unos años.

Tu tardaste dos segundos en romperme el pecho.

Pero eso fue después.

Al menos tuviste la consideración de aguantar mis delirios esa noche y mantenerme ocupada.
Gracias por eso.
En fin.

Al ver el ataúd y ver la realidad algo pasó.

Me pasó por la mente un pensamiento. Uno muy real. Tan real como el cuerpo de una de las personas que más amaba en el mundo que se enfriaba delante mío.

Ese pensamiento fue: "Algún día voy a morir".
Y lloré.

Llore porque mi abuelo había muerto.
Llore porque tu me habías dejado en visto.
Llore porque en el fondo... No sentía nada.
Solo un ruido blanco. Y la promesa más real del mundo:

Se pondrá peor.

Creí en ti. Tus mentiras. O verdades a medias. Te di tiempo. Te di espacio. Y bueno. No llegué a tiempo para... Algo. Llegué tarde.
Cómo siempre.
Llegué tarde para escuchar todas las historias de mi abuelo.
Llegué tarde para ser algo más para ti.

Llegué tarde a este lugar llamado mundo.
Y está bien. Te quiero y te quiero bien lejos de mi.

Porque si bien.... Mi abuelo murió. Tengo un cigarro en la mano ahora. Tengo una cajetilla en mi bolsillo.
Elijo morir despacio y a mi tiempo que morir todos los días por culpa tuya.
Prefiero eso a estar descifrando tus palabras.
No te entiendo sin embargo te deseo todo lo bueno. Y a la vez te deseo un karma.
No uno malo. De verdad que no. Solo quiero que entiendas que si amas a alguien y ese alguien te causa mucho más dolor que alegría... Dejalo ir.
Es lo que haré contigo.
Te dejo ir. Te digo adiós. O hasta pronto. Todavía queda algo de estúpida esperanza en mi.
La mataré con tiempo. Y para siempre.
Porque ya tuve suficiente. Porque ya estoy harta de desangrarme por cosas y personas que no me retribuyen ni madres.
Te amo. Te amo mucho. Y espero no volverte a ver jamás. Olvidarte y continuar.
Quiero que seas eso. Un recuerdo. Vago y borroso. No un pinche fantasma.
Encenderé el siguiente cigarro y oficialmente te dejó en paz. Espero esté feliz con eso.
O mi sufrimiento será en vano. O no.
No me importa ya, honestamente.

Adiós.

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