- heavenly

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Pese a que el tiempo para los ángeles pasara tan veloz como el aleteo de sus blancas alas, a Yukhei le parecía una eternidad la espera que tenía que soportar para volver a ver a Renjun. Sentado en una nube sobre lo alto de una montaña, Yukhei suspiró por enésima ocasión, intentando apaciguar los latidos de su corazón que le imploraban volver a tener a su demonio favorito junto a él.

―Te vas a terminar comiendo las nubes ―murmuró Donghyuck desinteresadamente.

Junto con Mark, los tres estaban en los límites del reino de los cielos, vigilando a un grupo de humanos que buscaban llegar a lo alto de aquella montaña. En realidad, ninguno de ellos prestaba demasiada atención, puesto que Yukhei estaba perdido en sus pensamientos y Mark permanecía recostado en el regazo de Donghyuck, dormitando mientras el ángel más joven terminaba de hilar una corona de flores bajo la sombra de un árbol.

―Esto es muy aburrido, no puedo esperar para volver de nuevo a la tierra.

―Ugh, qué cansado. No sé por qué te gusta tanto ir ahí, los humanos no se cansan de repetir sus errores.

― ¡No hables así, Donghyuck! ―Mark se sentó de repente, mirando a su compañero ángel que estaba más ocupado con la corona en sus manos―. Es nuestro trabajo cuidar de ellos, y eso incluye guiarlos por el buen camino ―Mark se refrenó de seguir sermoneando al ángel, cuidando de no volverse pretencioso. Él había llegado a la tercera esfera del paraíso por el gran amor que profesó a Dios en vida, y se ganó sus alas con facilidad.

―Markie, Markie, eres tan adorable ―sonrió el menor, colocando la corona sobre la cabeza de Mark, y parpadeando coquetamente, contento por su creación. Él llegó a la segunda esfera, redimió sus pecados y se ganó sus alas por haber demostrado ser un ángel virtuoso―, no cabe duda de que tus alas son las más bellas. Pronto ascenderás a guardián como Yukhei, y tus humanos a cargo serán los más afortunados.

En efecto, Yukhei era guardián tanto en la tierra como en el cielo. Ahí arriba se encargaba de cuidar de los más pequeños como sus dos compañeros, y le rendía cuentas a un ángel superior de nombre Taeyong. Pese a que Yukhei había nacido siendo un ángel, disfrutaba estando en la tierra y guiando a los humanos en su actuar diario para hacerlos gente de bien, pero también amaba escaparse de vez en cuando para encontrarse con el lindo demonio que le había enseñado tantas cosas.

Conoció a Renjun cuando apenas se incorporaba a las fuerzas del cielo, y pese a que en el entrenamiento era fantástico, al momento de bajar por primera vez se volvió un torpe manojo de nervios que pasó a ser el blanco de burlas de los demonios que subían a molestar a los ángeles. Sus alas incluso perdieron algunas plumas por la torpeza con la que se movía, y cuando los demás lo dejaron atrás ― incluyendo sus colegas ― Renjun apareció, analizándolo con genuina curiosidad y tocando sus alas como si nunca hubiera visto alguno de cerca.

Sí son tan suaves como parecen ―murmuró aquella vez, sorprendiendo al ángel por la tersura de su voz y la falta de antipatía como la de sus semejantes―, interesante.

Solo unas palabras bastaron para caer en el embrujo de su pasión.

Chasing an angel | lurenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora