Cuando el lobo ya la había arrastrando a Caperucita muy lejos del camino el lobo finalmente se decidió a mirarla directamente a los ojos y pudo notar el miedo que ahogaba a la pequeña y las marcas que habían dejado sus garras en el pequeño e indefenso brazo de la niña, de inmediato se dió cuenta del grave error que había cometido y rápidamente la liberó del agarre. En ese instante la pobre niña intento recuperarse del pánico, en unos pocos instantes logro recuperar una poca estabilidad e hizo lo que sus instintos de supervivencia le indicaron... Correr a toda velocidad como si un mañana no existiera.
Llegando a casa ella lloro de amarga impotencia, ahí fue cuando aquella impotencia y miedo se convirtieron en odio, odio de sentirse vulnerable, odio del pánico y sobre todo odio a los lobos, fue un odio tan intenso que en unos pocos instantes se convirtio en rencor.
Un episodio traumático desembocó a una trastornada obsesión para la pobre y atormentada mente de la jovencita quien a su corta edad ya había jurado, para si misma, una venganza que consumiría a la raza de lobos existentes en el área del bosque, les demostraría quien es realmente la presa.
¿Tendría miedo? No. Nunca más volvería a tener ese horrible sentimiento.
¿Compasión? Ni una sola pizca.
¿Seguridad? Desde luego.
En aquel instante aquellos torpes pasos se convertirían en firmes zancadas hacia un sendero tan oscuro como la propia noche, sin un paradero y sin luz que le alumbre.
Pero incluso en las noches más oscuras la luna o alguna pequeña estrella prevalece en medio de las tinieblas dando un poco de claridad a la penumbra.... ¿Aún habrá una esperanza para aquellos que son inocentes? Quizás sí, pero está luz tardará en dar su resplandor.
Conforme los años pasaron la oscuridad estába consumiendo poco a poco el páramo, sin que nadie lo notara y sin que nadie tenga siquiera la posibilidad de detener lo inminente.
***
Las noticias suelen viajar con asombrosa rapidez, casi como fuego que se propaga a través de la pólvora. Está pólvora llevará a una bomba que tarde que temprano explotará llevándose consigo a tantos inocentes e incluso a la propia causante de su detonación.
Los secretos son secretos hasta que alguien los descubre y al cabo de un tiempo las primeras manchas empezaron a hacerse notar.
Cierto día los periódicos comenzaban a dar las preocupantes noticias de dos brutales asesinatos ocurridos en la pradera ubicada al norte del bosque a un par de kilómetros del sendero que lleva a la casa de la abuela.
Ambos homicidios eran de dos jóvenes lobos, a simple vista podía notarse la triste y desgarradora forma en la que el asesino utilizo para arrebatarles la vida. Sus cuerpos tenían múltiples cortes que se habían realizado para fines de tortura, su pelaje gris mostraba ligeras pero dolorosas quemaduras y finalmente su rostro era prácticamente irreconocible, probablemente habían recibido golpes y lesiones que no causaron su muerte pero si mucho sufrimiento, la causa de su muerte fue el ácido sulfúrico que les fue obligado a inhalar y a beber destrozando sus vías respiratorias y digestivas causando una terrible agonía y finalmente su muerte...
La identidad de la perversa persona autora del crímen aún era desconocida y ante la espantosa noticia el pánico comenzó a propagarse y una cosa era segura, mientras que el psicópata estuviera suelto por los senderos del bosque las vidas de muchos corrían grave peligro.
Y aquel día en que el brutal asesinato ocurrio. La chica de la caperuza se encontraba lavando a las orillas del lago su prenda más preciada ya que está tenía impregnada manchas rojas como el carmín y vibrantes como la adrenalina que ella sentia, talló y talló hasta que las manchas se fueron desvanecido en medio de las aguas que poco a poco consumían las huellas de su pecado.
Pero las aguas no podrían dejar en blanco el rojo de su venganza... La caperuza se tiñio de un rosa pálido para recordarle que ahora sus manos no estarían del todo limpias.
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La Caperucita era blanca [Completa]
FantasíaCaperucita roja es un cuento que hemos escuchado al menos una vez en nuestra vida y dejenme decirles que nos lo han contado mal... El lobo no siempre fue el malo del cuento, La niña no era del todo inocente y su caperuza no era roja. Un solo lobo ca...