1- Jaaku

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Yuki volvía caminando del instituto, concentrada en sus múltiples pensamientos. La joven, aunque aparentemente se muestre fría e inexpresiva, esta vez tenía una ligera sonrisa de medio lado dibujada en su rostro. Sus ojos resplandecían brillantes al imaginarse tremenda idea que llevaba en mente. Tras un rato de camino, la joven Yuki ajustó la capucha negra de su sudadera de tal modo que le ocultara el rostro, antes de comenzar a correr hacia su respectivo hogar. Yuki se aproximaba a unos grandes edificios juntos, que eran iguales, solo que estaban en ruinas. 

Esta, saltando entre paredes logró subir hasta lo más alto de un edificio, hasta una habitación, o al menos eso era lo que aparentaba. El lugar no tenía techo que protegiera el suelo de la lluvia, las cuatro paredes estaban prácticamente demolidas, con agujeros por los que entraban los rayos del Sol a modo de ventanas. Su suelo era de madera vieja que crujía cada vez que la joven lo pisara. El habitáculo no estaba muy amueblado por lo que tenía una vieja cama cubierta por unas deshilachadas mantas. También había un viejo armario de madera carcomida, parecía que se iba a caer con el más mínimo toque.

Yuki dejó su mochila y recogió un libro de magia negra que estaba situado encima de su respectiva cama y salió de aquella habitación, que era su propio dormitorio. Bajó de la misma manera por la que subió, saltando entre paredes. Al llegar abajo, Yuki se topó con una figura adulta, quien comenzó a hablarle en un tono de voz  adecuando pero Yuki le hizo caso omiso a esta figura, la figura comenzó a elevar su tono de voz notablemente. Yuki, seguía sin prestarle el más mínimo indicio de atención, por lo que la joven comenzó a correr hacia el bosque. Cuando esta se alejó lo suficiente como para no ver a la figura, aquella figura le gritó desde la lejanía.

- ¡Yuki, te enterarás cuando vuelvas a casa, niña estúpida!

La joven comenzó a correr tras escuchar las palabras de aquella figura adulta, quien tenía una voz masculina. A pesar de lo que había escuchado, la joven Yuki seguía corriendo con paso continuo con una expresión inexpresiva en su rostro, como si no hubiera escuchado nada. La joven se adentraba cada vez más y más en aquel tenebroso bosque. Sus ojos sin brillo y aparentemente muertos, comenzaban a brillar con gran intensidad y una ligera sonrisa de medio lado se dibujó en el rostro de Yuki. La joven siguió caminando hasta un claro del bosque, en el suelo estaba colocada una estrella satánica hecha con sangre de algunos animales salvajes, en las puntas de la estrella habían unas pequeñas velas blancas ya encendidas. Yuki se colocó en el centro de aquella estrella y comenzó a pronunciar una invocación Japonesa mientras contemplaba el cielo con una ligera sonrisa sádica dibujada en su rostro.

- Mukō kara akuryō ga kimasu, watashi wa anata o yobimasu.

Cuando la joven terminó de pronunciar estas palabras, una silueta blanca y medio translúcida apareció levitando en frente de ella. Esta silueta comenzó a cobrar forma humana, era un hombre, más bien, un joven, no aparentaba mucha edad, al menos humana. Tenía unos cuernos negros en lo alto de su cabeza, sus cabellos también eran negros, como sus cuernos, caían por su rostro haciendo un pequeño flequillo bastante largo. Brillaban con el resplandor de la luz del Sol, estaban algo despeinados. Tenía heterocromía, un ojo rojo y el otro amarillo, sus ojos eran grandes, con algunas pestañas. Tenía una sonrisa sádica dibujada en su rostro, por la que se veían unos pequeños colmillos. Su ropa era como la de un chico de la misma edad que Yuki, solo que era completamente negra, con algunos toques blancos para contrastar. En sus brazos y tobillos, llevaba unas cadenas, que simbolizaban el acuerdo entre el mismo espíritu y Yuki.

La joven contempló este espíritu detenidamente, mientras la sádica sonrisa de su rostro resplandecía cada vez más. Sin poder contener su emoción, Yuki, dio un paso al frente, saliendo de aquella estrella satánica en la que hizo la invocación. El espíritu miró fijamente a Yuki por un instante antes de reír ligeramente, al ver la mirada del espíritu Yuki recordó que no debía salir de la estrella hasta apagar las velas, sino esto provocaría el desacuerdo entre el espíritu y la joven. Yuki trató de ir a apagar las velas, pero ya era demasiado tarde, por lo que el espíritu hizo evitar a la joven, asfixiándola. Yuki, tratando de detener al espíritu, pronunció algo que ni ella misma se lo podía creer.

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2019 ⏰

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