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Mientras recorría aquellos desolados pasillos las paredes , de un blanco impecable, se convertían a un metal sucio

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Mientras recorría aquellos desolados pasillos las paredes , de un blanco impecable, se convertían a un metal sucio. Del suelo, un líquido viscoso brotaba lentamente, dificultando su caminar. Podía escuchar sollozos y gritos de fondo, haciendo el escenario aún más tenebroso.

Mientras más se acercaba a aquella puerta, más intensos eran los gritos. Las escenas cambiaban rápidamente y aunque tratara de ignorar su alrededor por el temor de saber que sucedía, llegaba a ver sombras detrás de él. Antes de poder abrir aquella y saber de quién era aquella voz, el suelo empezó a desintegrarse junto a él.

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Su piel se tornaba lentamente rojiza al mismo tiempo que se despegaba de su cuerpo,dejando como evidencia rastros de sangre. El dolor era insoportable. Su vista se había nublado, podía jurar que sus ojos se derretían.

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Solo habían pasado unos segundos, pero para Sur, había sido una eternidad. Pequeñas y relucientes extrellas adornaban el cielo, ahora de un rojo intenso. El pasto era oscuro y al voltear, el hermoso cerezo, lleno de vida, se encontraba sin hojas. Sexo y muerto. A los pies de aquel árbol había una lápida y, con miedo a saber que decía, se acercó lentamente.

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Sintió náuseas al descubrir el nombre escrito en aquella pequeña lápida.

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Norte Han.

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