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Sentía que su cordura desaparecía poco a poco al igual que el querer seguir despierto. No podía evitar la decepción al pensar e imaginar aquel hermoso lugar.

Y, aunque sabía que vivió una mentira, ilusionarse con la idea de poder verlo de nuevo era su consuelo en las noches de insomnio mientras las lágrimas saladas recorrían sus rojizas mejillas y el curvear de sus labios expresará su desesperación.

Su vida se desvanecía en suspiros y lo único que hacía era susurrar un te amo, contemplando aquella corona de relucientes flores .

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