Central Park

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Primer beso

Estuvieron de acuerdo en juntarse en frente del apartamento de Agoney porque no era fácil encontrar una persona en Central Park y no querían tener que pasar por eso de 'hey-­dónde-estás-­no­-te­-veo'­ por el teléfono.

Han tenido demasiado ya con ese dispositivo.

Cuando Agoney y Bradshaw dejaron el piso, Raoul ya estaba ahí, caminando en círculos, esperándolos. Ambos estaban claramente nerviosos y el saludo fue algo extraño. "¿Nos abrazamos? ¿Sacudimos las manos? ¿Alguna reverencia? No, eso es ridículo." Pensó Raoul. Así que decidió ir por un abrazo mientras que Agoney por un beso en la mejilla y casi terminó besándole la nariz.
Los dos se sonrojaron y no estaban seguros de qué decir, pero afortunadamente había un perro que quería ser presentado a esta nueva persona y el moreno lo hizo.

Caminaron hacia el Central Park, el cual estaba bastante cerca. No hablaron mucho, mayormente intercambiaron pequeñas miradas, sonrisas y roce de manos.

Tan pronto llegaron al parque, Raoul comenzó a balbucear con que era un lindo día y decidió contarle datos sobre jardinería y flores que él sabía del lugar. Agoney solo asentía con la cabeza, no estaba realmente escuchando, tenía su mente en otro lado, pero le gustaba el sonido de su voz.

Su plan era esperar hasta que se sentaran en un banco pero todo revoloteaba y zumbaba dentro de él y necesitaba soltarlo ahora.

Tenía todo un discurso preparado pero no sabía cómo empezar así que solo dejó de caminar.
Raoul por supuesto, se dio cuenta, dejó de hablar, y volvió hacia Agoney.

—¿Pasa algo, Ago?... ¿Soy yo, cierto? Sé que no­-

—No. —lo interrumpe.

—¿...No?

—No.

—Vaaale. ¿Quieres seguir caminando o...?

—No.

—Agoney, tendrás que decir algo más que...

—No. —ríe suave al darse cuenta de la ridícula conversación que están teniendo a causa de sus nervios.

—¿Qué­-?

—Dame tu mano, Raoul —Enfatizó cada palabra de esa frase.

—Yo...

—Por favor dame tu mano, Raoul. Solo...

—Okay, vale, vale. —Se acercó y puso su mano sobre la ya extendida mano de Agoney y este último soltó la correa de Bradshaw; no se dio cuenta y tampoco le importó en ese momento. —Ago, estás temblando.

Pero Agoney no estaba escuchando porque estaba pensando en su discurso. En vez de eso, sin dudar, su mano tiró a Raoul hacia sus brazos y repentinamente se estaban besando.

Todo el cuerpo del rubio se congeló porque ¡Wow! ¿Esto realmente está pasando? Pero los labios de Agoney eran suaves y cálidos justo como los había imaginado.

Había pensado en probarlos desde la primera vez que habían ido a tomar café juntos, desde que lo vio lamer resto de chocolate de su labio superior; y esto, esto era lo que quería.

Era un alivio finalmente poder sentir sus labios sobre los suyos así que se relajó, dejándose llevar poco a poco y Agoney profundizó el beso.

Se separaron después de unos largos segundos, ambos sin aliento; no por el beso, sino por toda la situación y la importancia de ella.

Se quedaron mirando.

Agoney no estaba seguro si había sido una buena idea saltar sobre Raoul de esa manera, pero el rubio sonreía como un idiota; esa enorme sonrisa que tanto le gustaba y le producía cosquillas en su estómago, y sonrió en respuesta.

—Desde que empezamos a enviarnos mensajes sabía que terminarías asaltándome en el parque —mordió su labio inferior reprimiendo una sonrisa burlona— Solo que no pensé que te demorarías tanto en hacerlo.

Agoney simplemente rió y se sonrojó. Miró el suelo, pero Raoul lo tomó de su chaqueta para captar su atención.

—Ago.

—¿Sí?

—Tampoco pensé que lo disfrutaría tanto. Ven aquí.

Finalmente Raoul rodeó el cuello del moreno con sus manos, acercándolo más a él y lo besó de nuevo, esta vez por más tiempo; lento, mucho más lento. Como si el tiempo no corriera.

No había apuros.

Little Numbers | RAGONEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora