🟊 Más allá de las estrellas 🟊

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—¿Alguna vez te has enamorado, Crowley? —cuestiono Aziraphale ese día, cuyos ojos brillaban con aquella curiosidad propia de él.

Ese simple cuestionamiento tomó por sorpresa al nombrado, aunque, honestamente, ya no debería sorprenderse, su ángel se había hecho experto en eso de hacer preguntas estrambóticas en los momentos menos esperados.

—¿Qué... qué has dicho ángel? —preguntó, aún pasmado por la pregunta hecha.

—Pregunté si... ¿haz amado a alguien antes de mí? —repitió el ángel con una sonrisa tímida, sabía que sus preguntas podían llegar a ofuscar a su pareja por lo que siempre agradecía que tuviera la paciencia para responder cada uno de sus cuestionamientos.

Por primera vez en milenios, el demonio no supo qué decir. Por supuesto que había amado a alguien, al mismo Aziraphale quien ni siquiera sabía que fue el mismo Crowley quien había creado estrellas, planetas y constelaciones solo para él, no sabía que se habían amado mucho antes del edén, sin la necesidad de palabras, solo con miradas llenas de amor.

Hace mucho que había desistido en tratar de hacerlo recordar esos tiempos, se había enfocado totalmente en crear nuevos recuerdos, dejando atrás cualquier cosa que fuera dolorosa para ellos. Pero esta era su oportunidad, un último intento de despertar los recuerdos en la mente del ángel.

—Pues la respuesta es sí, me enamore de alguien más. —dijo mientras se aclaraba la garganta como si se estuviera preparando para contar una historia.

—Oh ¿sí?, Oh ¿sí?, ¿Cómo? ¿Cuando? ¿Dónde? —cuestiono Aziraphale, su tono se había vuelto un desanimado al oír la respuesta del demonio, pero aun así su curiosidad lo había hecho interesarse un poco.

—Fue... no lo sé exactamente, pero fue antes del edén, conocí a un ángel que me hizo experimentar lo que era el amor.

—¿Un ángel? —murmuró Aziraphale sorprendido, aunque poco después Crowley lo hizo callar con un pequeño gesto

—Sí, el ángel más bello que pudieras imaginar, tenía unos hermosos ojos que brillaban cual estrellas, una sonrisa que te podía poner de rodillas y... —se quedó en silencio por un momento para volver su mirada hacia donde se encontraba Aziraphale, admiró a su ángel como quien contempla a las estrellas, como si fuera la primera vez.

Por su parte, Aziraphale no podía evitar sentirse celoso, Crowley hablaba de aquel ángel con tal dulzura y terneza que sentía cierta envidia hacia el ángel desconocido. Aun así, permitió que el demonio siguiera hablando.

—Cuando lo vi por primera vez, no pude... bueno, era imposible no enamorarse de un ser tan hermoso como él, quería darle algo tan majestuoso como él, así que cree una galaxia, una galaxia para él, tan llena de vida, pero a la vez misteriosa, tan sublime como lo era ese ángel.

Crowley terminó su relato y volteo a ver al ángel, quien lo miraba con gesto interesado. Al ver que el demonio ya había terminado de hablar, Aziraphale empezó a cuestionarlo.

—¿Y luego? ¿Qué pasó después?

El demonio negó suavemente con la cabeza, ligeramente decepcionado. Su intento había sido hecho en vano, pero no importaba, tenían un gran futuro por delante que el pasado quedaba en segundo plano.

—Otro día será ángel —dijo para luego acercarse a Aziraphale y darle un pequeño beso en la frente.

—Quédate a dormir aquí esta noche, Crowley. —dijo de repente Aziraphale haciendo sonrojar totalmente al demonio.

Crowley había quedado más rojo que su cabellera y no era para menos, aquella proposición hecha de improviso lo había tomado por sorpresa (¡otra vez!) y aunque sabía que la propuesta del ángel fue hecha con total inocencia, para un demonio como él, eso podía tener otras connotaciones.

Más allá de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora