XIV

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NADYA

Cuando bajé del avión, sentí un pequeño nudo en el estómago. Hoy la volvería a ver, y permanecería un tiempo con ella, sin trabajo. Pero primero tenía la reunión de la Alta Mesa.

Santino quería que lo acompañara para que estuviera presente cuando lo nombraran miembro hereditario.

Su padre, que ya era miembro, renunciaba a su puesto debido a la edad y quería confiar el cargo a su descendencia.

Por supuesto que Santino creía que él sería el elegido, pero no era el único hijo, él tenía una hermana. Pero no creía que ella fuera rival para él.

Santino llamando.

-Nadya, ¿dónde estás?

-Saliendo del aeropuerto, ¿acaso llego tarde?

-No, cara mía. Solo quería saber si llegabas a tiempo.

-Lo hago Santino, siempre lo hago.

Colgué y pedí un taxi que me llevara al centro de Roma.

Por el camino pensé en John.

No podía quitarme de la cabeza su retirada.

Y lo peor de todo, es que estaba enfadada con él porque todavía lo amaba.

Dos años de distancia y de vivir vidas diferentes tiradas a la basura.

No había servido de nada la distancia, tanto espacial como temporal. No había nada que me hubiera quitado a John de la cabeza.

Y sabía que él ahora disfrutaría de una vida con alguien, y esa persona no era yo.

¡A la mierda todo! -me dije.

Cuando el taxi me dejó en casa de Santino, vi como varios guardias me cogían las maletas y las metían en casa.

Yo seguí dentro del taxi, y le di otra dirección al conductor, pues la Alta Mesa me esperaba.

Unos diez minutos más tarde, bajé del taxi y entré en uno de los edificios más antiguos de Roma, que solía utilizarse para eventos de gran tonelaje, como ésta reunión.

Santino me esperaba en el pasillo.

-¡Nadya, cara mia! -me recibió Santino, junto con un abrazo y dos besos.

-Hola Santino.

-Que bien que estás aquí ya, ¡llegas temprano!

-Sé que es importante para ti, Santino.

Me volvió a estrujar entre sus brazos.

Dejé que lo hiciera porque era parte de su carácter latino, pero me había costado Dios y ayuda dejar que me abrazara tanto cuando llegué la primera vez aquí.

Pero en vez de sacar sus brazos fuera de mi cuerpo, le devolví el abrazo rozando mi cuerpo con él. Ahora necesitaba un momento en blanco para no pensar más

-Espero que el viaje haya sido reconfortante -me dijo.

-Lo ha sido, Santino. Vengo descansada.

La verdad es que catorce horas de avión te dan para pensar, dormir... Y yo me había pasado durmiendo la mayor parte de ellas. Prefería no pensar demasiado.

-Acompáñame a la sala de recepción, allí está mi hermana.

-Sí, pero antes -dije, y le besé de nuevo. Pero no como la noche en que nos acostamos, si no como si de verdad deseara su contacto.

Fortis Fortuna Adiuvat. Capítulo 1 [FANFIC John Wick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora