Con Miriam inconsciente en mi coche, tenía dos opciones, la primera, preocupar a sus padres y que la vieran en ese estado o llevarla conmigo y por la mañana explicarle lo que había sucedido.
No quería que pensara que había pasado nada raro, así que cuando llegamos a mi casa, abrí la puerta como pude y subí con ella las escaleras hasta mi habitación, decidí que ella durmiera en mi cuarto porque tiene baño y así tiene más intimidad.
Le quité los zapatos y la dejé tapada en la cama, para que descansara.
Mientras yo me cambiaba de ropa, oí unos ruidos en la habitación donde se encontraba Miriam, al principio no me preocupé demasiado, supuse que se habría levantado al baño, pero cuando al de un rato, escuche cómo lloraba, ya no me contuve, fui a ver qué sucedía.
Llamé a la puerta y no me respondía, así que volví a intentarlo y viendo que no decía nada abrí la puerta de la habitación y me encontré a Miriam sentada en el baño llorando
-. ¿Ana?¿dónde estoy?
-. Estás en mi casa Miriam, no podía permitir que tus padres viesen que por culpa de unos insensatos, te habías quedado inconsciente
-. Pero.....¿qué es lo que ha sucedido?¿por qué estoy en tu casa?
-. Miriam, tranquila, como no estás acostumbrada a tomar alcohol, te ha sentado mal el ponche que te tomaste, algún gracioso debió echarle más alcohol del permitido, no le des más vueltas, estate tranquila y descansa, mañana yo te llevo a casa y se lo explicamos a tus padres.
-. Ana.....muchas gracias por cuidarme, me dijo mientras se levantaba para darme un abrazo
-. Nada Miriam, descansa y ya mañana hablamos de lo que ha pasado más tranquilas ¿vale?
-. Vale Ana, dijo soltándose de mi cuello donde se había colgado para abrazarme. Pero esta es tu cama, ¿ dónde vas a dormir tú?
-. Estate tranquila por eso, yo duermo en la habitación de al lado, así que si me necesitas....ya sabes dónde estoy
