Miriam ya había terminado de cantar y Ana estaba paralizada en la puerta.
Le habían dicho que Miriam cantaba como los ángeles, pero nunca le había escuchado.
-. Miriam....no bajes la mirada, no tengas vergüenza de que te haya escuchado, porque lo haces realmente bien.
¿Tú no quieres dedicarte a esto Miriam?¿Eres consciente del ángel que tienes? Ese don lo tiene muy poca gente y tú....señorita Rodríguez Gallego....eres una de las privilegiadas.