Capítulo 7

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Vestido rojo

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Letting go, letting go

Telling you things you already know

I explode, I explode

Asking you where you want us to go

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—¿Qué?

Se quedó estática, silenciosa, sin saber si realmente se lo había preguntado o lo había imaginado. Era la pregunta que le daba terror contestar desde que había comenzado con toda esa farsa, ya no estaba segura hasta qué punto era real y hasta qué punto actuaba, ¿Si no podía contestarse esa pregunta a sí misma, cómo podría a Abyo?

Lo único que tenía claro era que nunca, nada, la haría sentir como se sintió con Abyo, nunca nada haría crecer su corazón de la manera que creció con él.

—Dime —Abyo apretó los puños a los costados—. ¿Ya no sientes nada por mi?

El pánico empezó a lentamente subir por su cuerpo, recorriendo su espina dorsal hasta llegar a la base de su cabeza, ¿Qué tenía que responder? Quería gritar, gritar fuerte, a los cuatro vientos que lo había amado como a nadie, que todo lo que sintió nunca podría terminar así de fácil, ¿Pero cómo? ¿Cómo con las cosas en ese lugar, hasta donde ella y Dada lo habían llevado? Quería gritarlo pero no le salía, ¿no estaba segura entonces de lo que sentía por él?

—¿Y tú sentiste alguna vez algo por mi? —en vez de contestar su pregunta, se vio envuelta en la misma curiosidad, ¿Alguna vez le había correspondido realmente, o sólo había sido una pieza más de su juego? ¿Había servido sólo para subirle el ego?— ¿O fui parte de tu jueguito enfermizo para sentirte suficiente? Porque claro, nunca le dijiste a nadie lo que pasaba entre nosotros, ¿verdad? Nunca le admitiste a nadie, absolutamente nadie, todo lo que vivimos, los besos, los abrazos, los te quiero¸ todo te lo mantuviste guardado, para subirte el ego, para creer que eras capaz de todo, pero claro al momento en que más chicas aparecían, "¿Quién es Ching? ¿Novia? Nah."

Abyo se quedó con las palabras en la boca, y la culpa le empezó a subir como bilis por la garganta junto con el asco por las cosas que sabía había hecho, por todo lo que sí sabía que había hecho a Ching pasar.

Y antes de que pudiera siquiera pensar en qué replicar, la chica se dio media vuelta con Won igual de indignado, y la puerta se cerró detrás suyo, en forma de portazo para Abyo.

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La noche se derramó en la Aldea de Sooga y pronto la mañana llegó, junto al canto de los pájaros y los villanos enamorados de las heroínas, los héroes deprimidos por el rechazo y los fideos Yan-yang.

Trató de abrir los ojos y la cabeza le retumbó como miles de tambores, cerró los ojos de nuevo y se escondió bajo la almohada, donde la luz no le llegaba tan fuerte y los ojos hinchadísimos por el llanto no sufrían tanto, dormitó un rato más y vagó entre distintos pensamientos de lo pasado el día anterior. Pensó en la proximidad de Tobe y en los ojos rotos de Garu, sintió el cuerpo retorcerse e hizo su mejor esfuerzo por no vomitar de nuevo.

Se quedó en silencio pensando si sería conveniente levantarse ese día o no (podría simplemente quedarse recluida ahí en su cuarto), cuando escuchó casi como deja vú, un sospechoso movimiento en su balcón, el sonido de una plantita que tenía siendo rozada por... algo, la silueta se pseudo-enmarcaba en la ventana y de un momento a otro ya no estaba.

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⏰ Última actualización: Aug 08, 2019 ⏰

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