Capítulo 1

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Capítulo uno

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Did you get what you wanted?

Cause I couldn't get enough.Now I'm back where I started again.

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Cuando la chica entró al restaurante su único objetivo era la cocina para poder comer tranquila. En cuanto entró, vio a sus tíos y a sus típicos "Fideos Ya-yan", con toda la performance incluída. Ninguno se dio cuenta de lapresenciaa de la chiquilla hasta que la misma hizo ruido con uno de los platos de fideos para comer. Sus tíos se voltearon en su dirección.

—Hola Pucca —sus tres tíos la saludaron amigables.

—¿Vas a querer unos fideos? —Dumpling ya se disponía a servirlos.

—Vale. Yo iré a mi cuarto, que Dada me los lleve después. Porfa.

La pelinegra subió con tranquilidad las escaleras que daban a su alcoba. Ignorando olímpicamente las reacciones de sus queridos tíos, los cuales, por lógica habían quedado boquiabiertos. ¿Esa había sido Pucca, hablando? ¿Y su voto de silencio?

Una vez que la chica había llegado a su cuarto se echó en la cama como si nada estuviera pasando. Ignorando al completo su pequeño corazón que seguía rompiéndose trozo por trozo. Sacó el movil de su bolso, mientras esperaba paciente su almuerzo.

—Debería llamar a Ching —jugueteó con el botón verde del movil, sopesando la idea de marcar o no a Ching.

—Permiso Pucca —Dada entró con torpeza a su habitación, llevando la bandeja con fideos sobre el antebrazo.

—Pasa —la atención de Pucca estaba volcada en su celular, mientras borraba con fingida tranquilidad las fotos de Garu de su movil.

El rubio abrió la puerta con la pierna mientras hacía malabares innecesarios con la bandeja. Lo más posible, era que el próximo destino de la bandeja fuera el suelo si no se apresuraba.

Dada había crecido varios centímetros con el tiempo transcurrido, sus facciones habían madurado y Pucca aún no entendía como Ring-Ring aún no sucumbía ante sus encantos (que a ojos de Pucca eran bastantes). Además que ya no era tan cobarde como cuando tenía trece.

El chico sonrió de oreja a oreja.

—¡Vaya! Hace años que no escuchaba tu hermosa voz.

Pucca sonrió, mientras sentía el leve tinte rojizo en sus mejillas. Más no dijo nada, ya que el tema le recordaba a Garu, tema tabú en esos momentos.

—Oye Dada... —la chica picoteó de sus fideos y detuvo al chico en el umbral de la puerta con su simple voz.

—¿Sí?

Tragó los fideos que tenía en la boca antes de hablar.

—¿Tienes novia? —el chico dio un respingo en su lugar—. ¿O alguien que te guste?

Su mirada expresaba su dolor, el mismo dolor que Pucca no había dejado de sentir. El rechazo.

—Sí. Pero ni me mira.

Pucca se cruzó de brazos al entender de quien se trataba.

—¿Ring-Ring, no?

Los colores subieron al rostro de Dada, demostrando que la teoría de Pucca era completamente acertada.

[PUCCA] Pagando la CuentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora