Trigger warning: el suicidio y la depresión son temas de discusión en este capítulo.
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Paolo quería suicidarse, y como no teníamos la paciencia ni la cordura suficiente para tratarlo, le pedimos que deje hablar estupideces.
Comenzaste a decirle que valore su vida, que tiene unos padres que lo amaban, y unos amigos que lo apoyaban.
No era del todo cierto. Yo había dejado de tener aprecio hacia Paolo desde hace dos años, y los demás del grupo le apreciaban menos debido a su comportamiento infantil e egoísta desde la ruptura con Alexa, el amor de su vida. Pero lo soportabamos
Y en estas circunstancias mentir era la mejor opción, aunque yo incluso llegué a odiarlo. Pero si se suicidaba me dolería bastante, no lo podía negar.
Sé lo que se siente.
Le conté esa desgraciada historia exolicando por qué lo sabría, cuando te pedí que nos dejaras a solas por un momento, a ver si cambiaba algo en sus decisiones. No sé si lo logré, pero él aún sigue con nosotros.
Regresando al presente, Paolo no quería escucharte, respondía que no le importaban sus padres o sus amigos. Se quería morir y ya. Prefería estar en el infierno con Lucifer que seguir en la tierra viendo al su querido amor con alguien más.
Sin embargo tú seguías insistiendo en que su vida era muy valiosa y la comparabas con la tuya. Decías incluso su problema no era siquiera uno real, que era sólo un amor del pasado, y en eso te dí parcialmente la razón.
"Todos tienen su derecho a sufrir aunque los problemas no sean grandes comparados a los de los demás", interrumpí en un intento de parar la discusión que habían empezado. Sí estaba de acuerdo con que el amor en la adolescencia nl existe tal como el amor en la adultez, pero no hablaría de eso ahora, no con Paolo así, en pedazos.
Ambos me ignoraron, y no parabas de insistir en comparar tu vida con la de él, sacando a relucir así tu idea, tu maravillosa idea.
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Llegaste a oscurecerme. [EN EDICIÓN]
Nouvelles¿Por qué me borraste el brillo que tenía, querido?