Capítulo tres

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Normalmente solíamos salir los sábados con mis padres a tomar un helado y almorzar fuera, esta vez salimos para comprar algunas cosas de la cena de esta noche.

Estábamos en el supermercado y se notaba que mamá estaba nerviosa por lo que iba a preparar, ella de verdad quería impresionar a los vecinos.

Pronto terminamos las compras y volvimos a casa.

Cuando papá termino de estacionarse me bajé y en la calle de enfrente estaba mi vecino quien me miro con el mayor desinterés posible y regreso a sus actividades.

Ya un poco decepcionada entre a la casa esperando que no fuera uno de los invitados de esta noche.

Subí a mi habitación y me lavé las manos para ayudar a mi mamá.

La noche llegó extremadamente rápido y sinceramente estaba aterrada, no sabía que usar ni que hacer al respecto, así que me senté, intenté calmarme y me decidí por el atuendo.

Estaba nerviosa en mi habitación intentando calmarme hasta que

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Estaba nerviosa en mi habitación intentando calmarme hasta que... sonó el timbre, si, había sonado el timbre y mis padres llamaron.

Salí de mi cuarto aunque en realidad habría preferido no hacerlo.

-Bienvenidos. Pasen por
favor.- dijo papá.

-Muchisimas gracias- dijeron casi todos al mismo tiempo.

Me paré detrás suyo para ver y efectivamente estaba ahí, ese chico al que vi en la tarde. Su madre era una mujer de ojos azules muy bonita y con el cabello rubio apenas rojizo. Su padre era de tez Morena y ojos color miel. La niña tenia la piel Blanca y con pequeñas pecas en las mejillas, llevaba un cabello trenzado de un rubio espectacular y sus ojos eran de un azul hipnotizante. Él tenía la piel un poco Morena, sus ojos eran verdes y tenía una sonrisa de estrella de televisión, era más o menos alto. Todos en esa familia podían ser perfectamente supermodelos.

Papá los acomodó en la mesa mientras mamá sacaba la comida que faltaba.
Pronto llegó mi mamá y todos nos sentamos.
Su hermanita se sentó a mi lado y él frente a mi. Después de un tiempo de hablar supimos que eran la familia Robbinson, él chico se llamaba Matt y la pequeña Annie.
Durante toda la noche él jamás me miró y estoy segura de que ni siquiera quería estar ahí. Entonces decidí que simplemente no le daría importancia.

Él era muy educado y su sonrisa era encantadora, si lo se otra vez con su sonrisa pero es que de verdad era perfecta.

-Dejalo es un idiota- dijo Annie mientras comía su ensalada.

No había tomado en cuenta que lo estaba viendo demasiado.

-¿De que hablas?

-Mi hermano, finge que no te observa pero en realidad te está analizando de pies a cabeza por lo que puedo decirte que es un completo idiota.- lo dijo mientras terminaba de poner  guarniciones en su plato.-

-Okay trataré de tomarlo en cuenta.

Parecía una chica muy agradable.

Durante toda la noche Annie y yo pasamos hablando de todo, al igual que los adultos, que tenían mucho en común al parecer, él comentó en varias ocasiones cuando hablaban de fútbol.

De pronto estaba conversando con Annie cuando...

-¿Y qué hay de ti?- dijo la Sra. Robbinson mirándome.
-¿Cómo te llamas?- dijo el Sr. Robbinson
Fue realmente incómodo ya que todos se quedaron callados y Matt que estaba sentado frente a mi, levantó la cabeza y me miró como si lo que yo fuera a decir no importara.

-Amm sii... me llamo Andrea.- los mire a todos un poco nerviosa.

-¿Y te gusta el fútbol?- dijo su padre.

-Me encanta, voy con mi papá y mi hermano cada vez que podemos.

Lo miré con una sonrisa y entonces recordé a mi hermano; de verdad lo extrañaba.

Luego siguieron hablando entre ellos acerca de muchas cosas. Mi mamá con la Sra. Robbinson hablaron sobre los lugares que podríamos conocer en el vecindario, le daba números de teléfono y horarios de varias cosas. Matt estaba en su celular al parecer estaba enviándole mensaje a alguien. Yo le estuve contando a Annie sobre mi hermano y luego varias cosas de mi antigua escuela.
El tiempo pasó increíblemente rápido.

-Le agradezco por todo, la cena estuvo espectacular. Espero que algún día puedan también aceptar una invitación a nuestra casa.- dijo el Sr. Robbinson mientras se despedía de mamá y papá.

-Por supuesto.- dijo papá.

Salieron y Annie regresó a verme haciendo con su mano una seña de adiós, a la que respondí de igual modo.
Cerraron la puerta.

-Me parecieron muy agradables ¿no creen? - dijo mamá mientras levantaba las cosas de la mesa.

-Si, estuvo bien- respondí mientras le ayudaba.

-Son buenas personas- dijo papá.

Arreglamos la casa, papá y yo lavamos los platos y nos preparamos para dormir.
















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